Ingreso de un artista, en la última posición de los salarios en la escala de profesionales

Daniel Santos sostiene el micrófono y no teme declararse cantante. Él, que puso sus pies en los escenarios casi por casualidad y sin ambición, sabe como nadie que ser músico es una cuestión de resistencia. “Me ganaba mis realitos cargando y conectando lo necesario para un piano”, rememora de esa primera experiencia que le permitió colarse en la sala del hotel, repleta de gente ansiosa por escuchar lo mejor del repertorio. Un día, probando el sonido de los micrófonos, comenzó a tararear una de sus canciones favoritas, y así, de imprevisto, quedó como voz principal en una orquesta emergente. Voces de desánimo a menudo le martillaban el oído y aquel augurio fatalista: “vas a morir de hambre” . Comentarios que salían a relucir en conversaciones, especialmente cuando hablaba de sus planes a futuro relacionados con su talento vocal.

Han pasado 10 años, y ahora como solista de su propio grupo y a las puertas de una nueva producción con temas propios, Santos absorbe el aire para recargar sus pulmones, exhala y confiesa: “Ha sido duro el camino”. Él forma parte del 3.2% de los profesionales dedicados a ser “artistas, creativos o interpretativos”, como califica el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) en su Encuesta de Propósitos Múltiples de marzo de 2015, a quienes generan ingresos con su talento.

La encuesta fue aplicada a una muestra de 1 millón 734 mil 772 personas y hecha pública este mes. Lyann Leguísamo, gestora cultural y analista del mercado creativo panameño, dice que la ocupación de artista va más allá ser agente de entretenimiento. “El artista en realidad es un facilitador para que un número de personas ejerza su derecho de acceso a la cultura”. Se entiende también que el acceso a la cultura, en todas sus manifestaciones, es a su vez un derecho humano, y provocar un movimiento es acercar a las multitudes a ese derecho. “No hay políticas públicas específicas para incentivar este mercado artístico. No abundan las escuelas especializadas que permitan desarrollar la formación académica de los artistas, y no existen muchas empresas que empleen a este tipo de profesionales”, enumera Leguísamo sobre la desarticulación de la plataforma para lograr el desarrollo óptimo del arte. En el escenario también hay mucha competencia, pero no es el único desafío con el que hay que lidiar para mantenerse a flote como artista. En la siguiente página analizamos las cifras del escenario local. El camino claroscuro al estrellato

Los inyectores de la ola de la economía naranja, o industria creativa, una corriente que aboga por la dominancia de las ideas -en la que despuntan las artes-, estiman que esta industria tiene un impacto que ronda los 500 millones de dólares del producto interno bruto de un país. Sin embargo, en la Encuesta de Propósitos Múltiples de marzo de 2015 del Ministerio de Economía Finanzas (MEF) , recién publicada este mes, se observa que el renglón de las artes es donde menos ingresos se perciben.

Según el estudio, el ingreso mensual de los artistas panameños ronda los 841 dólares. Más de la mitad de ellos (52%) ganan 600 dólares o menos como salario mensual. La remuneración de los artistas está por debajo de la de los especialistas en ciencias sociales (956 dólares por mes) y los maestros de primaria y preescolar (911 dólares por mes), entre una lista de 15 clasificaciones de profesiones. Los artistas quedan en la última posición. La ganancia mostrada por este informe es desalentadora. Sin embargo, Lyann Leguísamo, directora de la articuladora cultural Open Art PTY , es escéptica de las cifras oficiales. “La mayoría de los artistas cobra de manera informal por servicios profesionales o sus pagos son registrados como actividades de empresas dedicadas al marketing o bien de la compañía que los contrata”, argumenta.

Cuadrar los números de cuánto gana un artista en su época de fulgor o en la decadencia resulta un desafío considerable. Otro de los aspectos a estudiar es entre cuántas personas el músico divide su paga. “Muchos artistas independientes se encargan por sí mismos de actividades como, por ejemplo, ser su propio mánager o hacer las relaciones públicas por su cuenta” explica la gestora cultural. Para el dramaturgo y actual director de las artes en el Instituto Nacional de Cultura, Edwin Cedeño, la perspectiva de una mala remuneración -mostrada por la encuesta- podría ser contraria si se toma en cuenta que las horas de trabajo a la semana de un artista muchas veces es inferior a las 48 horas promedio de otras profesiones. “Podríamos deducir que esos 841 dólares al mes corresponden a 15 horas de trabajo a la semana. De ser así, me parece que estamos bastante bien considerando el salario mínimo por el trabajo de 48 horas en una semana en otro tipo de profesional”, compara Cedeño. En asuntos de rentabilidad, las proyecciones dependen del nivel de compromiso del interesado. “El artista es considerado un emprendedor cultural y como tal debe crear su propio mercado, su propio público si lo traducimos a la música”, resuelve Leguísamo. ¡Damas y caballeros!

La encuesta desveló que un creciente número de varones se decanta por dedicarse al arte como profesión (5.9%). Las damas quedaron rezagadas. En el informe, la participación femenina correspondió al 1.4% del grupo dedicado al arte. A Cedeño le es discordante el resultado de la encuesta con respecto al género. Considera que en las artes se observa mayor cantidad de mujeres, especialmente si se toman en cuenta disciplinas relacionadas con la danza, el canto y el teatro. El documentos del MEF, que contemplaban otra profesiones, colocaron a la mujer como líder en impartir la educación. El trabajo del 28.5% de las encuestadas estuvo asociado a la enseñanza primaria y preescolar. Al panorama, Leguísamo añade que la carrera artística, por naturaleza “riesgosa”, puede no ser la primera elección de una mujer si se convierte en madre, y si por otro lado el ingreso de su hogar depende exclusivamente de ella. Disciplina del dinero

Pero, ¿cómo generar y conservar su capital a largo plazo? Al igual que otras carreras, los dedicados al sector del arte deben desarrollar competencias para llevar a cabo una buena administración de las ganancias. “Ahorrar y hacer inversiones planificadas”, opina el flautista egresado de la Universidad de Panamá Melvin Lam Zanetti, quien detecta que con el hábito del ahorro se evita “que el dinero recibido en efectivo” se escurra fácilmente en gastos superfluos. En tanto, Roberto Iván Rudas, trompetista profesional y criado en una familia de músicos, recomienda a las personas jóvenes que deseen entrar al mundo artístico optar por la formación académica en su rama. Asistiendo a la academia les permitirá obtener conocimientos y ejercer posteriormente como docentes. Esto ayuda a crear una fuente de ingresos fija que no depende de las presentaciones artísticas.

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