Trump desencadena a los racistas

Voceros de los Gobiernos de Alemania e Israel han protestado ante los recientes actos de racismo y antisemitismo en Estados Unidos (EU). Les preocupa la elección de Donald Trump y en particular, la transmisión de un video mostrando un discurso del fundador del Alt-right, Stephen Spencer, en el cual defiende la supremacía blanca y termina con vítores a Trump con el brazo alzado al estilo nazi (http://www.reuters.com/article/us-usa-trump-right-idUSKBN13H21S). Donald J. Trump inició la legitimación del racismo en 2011 diseminando la mentira de que el presidente Barack Obama no era ciudadano estadounidense porque había nacido en Kenia. Conocida como el birtherism, esta calumnia fue la mecha que animó a quienes por generaciones han promovido el odio racial. Negando que Obama fuera presidente legítimo de EU, los miembros de la nueva versión del Ku Klux Klan y el partido nazi americano, o sea los blancos encapuchados y neonazis rapados, diseminando injurias racistas parecidas al comentario de dos funcionarias de West Virginia quienes recientemente describieron a Michelle Obama como una mona en tacones. Trump dio otro espaldarazo a los racistas durante la reciente campaña electoral. El mundo ha sido testigo de la aprobación delirante de los blancos que escuchaban sus arengas incendiarias. Trump prometía que, de ser electo, construiría un muro para detener la entrada ilegal de mexicanos “criminales, narcotraficantes y violadores”, deportaría a los 11 millones de indocumentados que residen en EU, y prohibiría la entrada de musulmanes al país. En agosto, Trump dio otro espaldarazo a los racistas nombrando como director de su campaña electoral a un personaje que estos admiran: Steve Bannon, ejecutivo de Breitbart News, brazo mediático de la ultraderecha racista denominada Alt-right (http://www.prensa.com/opinion/Putin-Bannon-Brittmarie-Janson-Perez_0_4604539579.html). Ya siendo presidente electo, Trump nombró a Bannon como su consejero especial en la Casa Blanca. Según un vocero del Gobierno alemán, este nombramiento indica que Trump no está dispuesto a prescindir de la movilización de la rabia y resentimiento que lo llevó a la presidencia. Seguidamente Trump adelantó que deportaría a 2 millones de criminales y delincuentes que según él, se encuentran ilegalmente en el país. En vista de que una deportación en tal escala requeriría redadas masivas en barrios donde viven extranjeros, “hay miedo”, advirtió personalmente a Trump el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio. Richard Spencer, el fundador y profeta del Alt-right , tiene 38 años. Convencido de que los negros y los latinos son menos inteligentes que los blancos y que están genéticamente predispuestos a ser criminales, su objetivo es lograr que EU sea una nación solo de blancos, o sea, una “etno-nación blanca”. La táctica de Spencer, similar a la de Bannon, es provocar el caos hasta tumbar al establishment para luego dar paso a un gobierno autoritario. Su modelo sería Rusia, que Spencer considera una nación de blancos, y un dirigente como Putin a quien admira.

Aunque Spencer no es conocido por usar el lenguaje grosero y vulgar que caracteriza a los dirigentes y simpatizantes del Alt-right, Twitter le ha cerrado las cuentas así como hizo con Milo Yiannopoulos de Breitbart News, Pax Dickinson, Paul Town, Ricky Vaughn y John Rivers. Ha escapado la censura Mike Cernovich, el astro derechista, antisemita y misógino cuyos tuits sigue el general Michael Flynn, nombrado asesor de seguridad nacional de Trump. Los racistas de esta generación difieren de los antiguos encapuchados del Ku Klux Klan en que, no dados a la violencia física, cometen violencia virtual mediante el uso experto del internet. Jóvenes, sin moral ni ética, no tienen el menor reparo en hacer daño a otros. Por ejemplo, Andrew Anglin del sitio neonazi Daily Stormer, sugirió a sus lectores que trolearan a personas que decían estar deprimidos por la victoria de Trump hasta conseguir que se suicidaran. Uno podría pensar que la influencia de los círculos del Alt-right es reducida. Falso. Desde que Trump fue proclamado vencedor de las elecciones, han aumentado casos de acoso a los latinos, judíos, negros y musulmanes, inclusive mujeres, así como de letreros con suásticas. Tan escalofriante fue el odio manifestado en volantes anónimas distribuidas en una universidad de San Marcos, Texas, que los diarios no publicaron sus textos. Solo se encuentran en el portal de una televisora local. Una volante pide que el Río Grande se llene de cocodrilos, culebras y pirañas y que se vendan tiquetes para que espectadores se deleiten viendo caer en sus fauces a los “ilegales”. Además, sugiere que se riegue desechos radiactivos del lado mexicano de la pared que Trump construirá, a fin de que los mexicanos que lleguen a sobrepasarla, queden estériles y no se reproduzcan como cucarachas. El próximo presidente de Estados Unidos, ¿se habrá dado cuenta de que está jugando con un fuego devastador?

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