Brunch dominical

Si a su oficina de Recursos Humanos llega un currículum de Leandro Ávila, usted no se extrañe. Desde ya, debe estar buscando empleo, porque su corta carrera legislativa se perfila como la más desastrosa del periodo. Su esposa debe quererlo tanto como a un resfriado, después de que él negara conocer su estatus laboral, tres veces antes de que Lucy Molinar cantara dos, como en las escrituras. Pero, ¿qué hacía la señora cuando no estaba ocupando su escritorio en la Contraloría? Pues estaba al frente de la Dirección de Asuntos Comunitarios de la oficina de su esposo, algo que tenía todos los indicios de ser un full time job . Después de esto, no nos extrañaría que al diputado le digan "lelandro".

El "tsunami" que golpea los departamentos de noticias de algunos canales parece venir directamente de las entrañas más profundas del Gobierno. Ya es un hecho de que a Maribel Cuervo de Paredes no se le renovará el contrato para continuar presentando su programa diario "Confrontación". Parece ser que la panameñita vida mía traía de cabeza a las oscuras mentes de este Gobierno, que hicieron todo lo posible para tomarse el mando de FETV y, desde esa posición, presionar por su salida. La excusa es que el programa no tenía anunciantes y que había que mejorar la rentabilidad del Canal, de cara a una posible venta. Bueno, anunciantes no es que tenía muchos, pero teleaudiencia sí. En su mejor momento, "Confrontación" llegó a marcar un rating de hasta seis puntos, igual al de los noticieros de las televisoras comerciales. Se supone que algo más fácil lo tendrá ahora la competencia, aunque la incertidumbre que se vive en la sala de redacción de RPC no es para relajarse, luego de la partida de Alexandra Ciniglio y Abdiel Gutiérrez. La renuncia de ambos fue precipitada por una llamada del ministro de la Presidencia, pidiendo paso expedito para hablar en el noticiero, siguiendo la costumbre esa de querer prodigarse en los medios de comunicación cuando a ellos se les antoja -o, dicho de otro modo, posterior a esas conferencias que convoca el Presidente para hablar poco y callar mucho, confiado en que sus ministros ampliarán después la información ante las cámaras-. Pero ese día en RPC, al ministro se le dijo que no, porque el noticiero ya estaba en la recta final. Aquella decisión no gustó nada a la gerencia informativa de Medcom; los ánimos se exacerbaron, y Ciniglio y Gutiérrez limpiaron su escritorio en el acto. ¿Será que ahora habrá que someterse a los deseos de un ministro?

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