En Panamá, más de la mitad de la población depende del agua de los lagos del Canal, la misma que permite que grandes barcos crucen el istmo y que las ciudades mantengan su ritmo diario.
Ante esta doble responsabilidad, el Canal de Panamá ha puesto en marcha un ambicioso plan para asegurar el agua para la población y para el tránsito marítimo.
Se trata del proyecto más importante después de la ampliación del Canal, que implica la construcción de un embalse en Río Indio y que se espera garantice agua suficiente para los próximos 50 años.
Este embalse, además de su relevancia hídrica, trae consigo tensiones sociales, dado que requiere el reasentamiento de comunidades y la reorganización de actividades productivas en la zona.
Ilya Espino de Marotta, subadministradora de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) y responsable del plan, participó en el Foro del Agua, organizado por La Prensa, para explicar las necesidades de infraestructura y la importancia estratégica de garantizar el suministro hídrico.
Durante su intervención, reconoció que el crecimiento demográfico ha ejercido una presión creciente sobre los recursos de agua potable: en 2012, Panamá ya había alcanzado el nivel de consumo que se había proyectado para 2025.
“El cambio climático también nos impacta; el 2023 fue el año más crítico, donde tuvimos que reducir los tránsitos diarios de barcos, de 36 a 24, para proteger el consumo de la población”, recordó Marotta.
Para enfrentar este desafío, el Canal avanza con el proyecto de Río Indio, una obra de $1,500 millones que garantizará agua por los próximos 50 años.
Este embalse abarcará 4,600 hectáreas y llevará agua por gravedad hasta el lago Gatún a través de un túnel de 9 kilómetros.

Aunque es diez veces más pequeño que Gatún, su gran profundidad le permitirá almacenar la misma cantidad de agua útil.
Como parte del desarrollo del proyecto, 550 familias serán reasentadas según su elección, recibiendo nuevas viviendas, títulos de propiedad y la oportunidad de mejorar sus condiciones de vida.
“Escuchamos a las comunidades para que su patrimonio y vida familiar se mantengan. Pueden permanecer en la cuenca o reubicarse donde decidan”, detalló Espino de Marotta.

El Canal ha implementado plataformas participativas y un censo socioeconómico para asegurar que cada familia reciba un plan justo de compensación.
Pero el proyecto de Río Indio no ha estado exento de controversias. La Coordinadora Campesina por la Vida contra los Embalses afirma que la cuenca enfrenta su mayor amenaza ante el apetito insaciable de agua.
Por su parte, la ACP ha estado llamando al diálogo con todas las comunidades y organizaciones involucradas para explicar el alcance del proyecto y desmitificar algunos puntos.
En el foro, cuando Espino de Marotta habló del impacto económico de la obra, indicó que la construcción generará 1,500 empleos directos y beneficiará a más de 10,000 habitantes de la cuenca.
También abordó el tema ambiental: en Río Indio se plantarán 50 hectáreas de árboles en 12 comunidades, se mejorarán acueductos rurales, se instalarán paneles solares en 16 escuelas y se apoyará a productores locales.
“El proyecto no solo asegura agua, sino que fortalece el desarrollo social, educativo y económico de las comunidades, garantizando la operación confiable del Canal y el bienestar de la población”, concluyó Espino de Marotta, subrayando la importancia de la cooperación interinstitucional con los ministerios de Educación, Salud y Obras Públicas para lograr un impacto sostenible en toda la cuenca.


