En el primer trimestre del año se apostaron 102.2 millones de dólares menos en comparación con los primeros tres meses de 2015. La cifra representa una disminución de 15.7% y extiende la tendencia negativa a nueve meses.
Estimaciones realizadas por la Asociación de Administradores de Juegos de Azar de Panamá (Asaja) apuntan a que las apuestas este año estarán entre 30 millones de dólares y 35 millones de dólares por debajo de lo registrado en 2015 cuando se apostaron 2 mil 468 millones de dólares.
El presidente de Asaja, Antonio Alfaro, indica que los números no mienten ya que las apuestas comenzaron a caer al mes siguiente de que el Gobierno aplicó el impuesto de 5% a los juegos de azar para financiar el aumento de salario a los más de 170 mil jubilados y pensionados del país.
“Se estableció un impuesto al servicio; es decir, que no importa si la persona gana o pierda, igual el establecimiento le tiene que retener el 5% de la cantidad que cambie en la caja”, explicó Alfaro.
Esta situación en su opinión está alejando a los grandes apostadores, en su mayoría extranjeros, que ahora prefieren ir a Costa Rica.
En el informe del primer trimestre de la Junta de Control de Juegos (JCJ) se observa que las apuestas en máquinas tragamonedas tipo A alcanzaron los 473.1 millones de dólares, 71.1 millones de dólares menos que el año pasado, mientras que en los casinos completos la caída fue de 28.1 millones de dólares con un total de 52.4 millones de dólares entre enero y marzo.
En cuanto a las apuestas en el Hipódromo Presidente Remón, salas de bingo y en eventos deportivos, estas sumaron 19.5 millones de dólares para cerrar el primer trimestre con una caída interanual de 2.5 millones de dólares.
En los primeros tres meses se pagaron premios por 449.6 millones de dólares, dejando ingresos brutos a los operadores de juegos de azar por un monto de 95.7 millones de dólares.
Pero más allá de la caída en las apuestas, el cobro de un reciente impuesto está creando un efecto cascada, según los ejecutivos de esta industria. Los casinos, ante la menor afluencia de apostadores internacionales, han optado por despedir personal y recortar gastos.
A la fecha, se calcula que unos mil 500 trabajadores directos de la industria de los juegos de azar han sido despedidos, cifra que podría aumentar a 2 mil antes de que termine el año.
Alfaro no descarta que al final del año dos casinos cierren sus operaciones por la caída en la rentabilidad que está registrando el negocio.
El presidente de Asaja señala que la implementación de un impuesto a partir del año pasado ha fomentado la aparición de casinos clandestinos en el interior del país, así como la creación de un mercado negro de venta y compra de fichas.
Según el ejecutivo, la disminución en el volumen de apuestas es el resultado de la implementación por parte del Gobierno del impuesto de 5.5% que se creó para financiar el aumento en la pensión de los jubilados.
El tributo que comenzó a aplicarse en el segundo trimestre del año, se cobra cuando el jugador cambia sus fichas o monedas en la caja del centro de juegos.
En cuanto a los casinos clandestinos señala que ya entregaron las pruebas a la JCJ y están a la espera de que se tomen las acciones contra estos locales. Con relación al sistema de cambio alternativo que están utilizando los apostadores, comenta que las personas no quieren pagar más impuestos.
Los administradores de los casinos han detectado que los apostadores compran y venden sus fichas entre ellos para no cambiarlas en la caja del local y así evitar el pago del impuesto que se tasa sobre todo el dinero. Igual está pasando con los premios que pagan las máquinas tragamonedas.
Como los tiquetes que imprimen la máquinas tragamonedas en los que se detalla el monto pagado tiene una vigencia de 30 días, los apostadores que no logran cambiarlo por efectivo ese mismo día con otro jugador, prefieren irse con la factura y regresar otro día para seguir jugando ante de pagar el impuesto.
Este mecanismo de cambio alternativo está afectando el flujo de caja de los centros de apuestas, reconoce Alfaro.