Lo del deporte en general, y el fútbol en particular, vista la reacción social tras la derrota ante México, es cada vez más preocupante. No por el deporte en sí, sino por cómo nos relacionamos con este y su consumo. Esta semana hemos asistido, a cuenta de un partido de fútbol, a una perversión de los conceptos patria, dignidad e identidad. La transmisión de conocimiento y valores ha fracasado. En algún momento de nuestra relación con la realidad nos hemos perdido. Hemos abandonado la razón de nuestras pasiones y hemos confundido realidad con ficción leyendo una muy mala novela de nuestra vida en común. Si no equilibramos razón y emoción, cerebro y corazón, nos exponemos al fracaso de la inteligencia. La sociedad se va por el desagüe siguiendo la imagen propuesta por Zygmunt Bauman.
Patria no es lo que escribió Miró ni lo que canta Rubén Blades. La patria son fronteras, una historia, un concepto jurídico, una entidad que defender. Patria no es solo un sentimiento romántico. Patria es un concepto a tener atado en corto porque genera, solo con pasión, actitudes grotescas.
La dignidad de un ser humano no se cifra en tarjetas rojas ni en finales o semifinales. La dignidad, derecho del ser humano a ser valorado y respetado como individuo, es un concepto tan alto que no merece ser mezclado con asuntos irrelevantes, simple entretenimiento. Es increíble constatar que no sepamos distinguir lo importante de lo efímero, que transijamos en mezclar conceptos volátiles para exacerbar las pasiones. Nuestra dignidad nacional, la suma de nuestras dignidades bajo un concepto de patria común, la defendieron mujeres y hombres con muy poco tiempo que perder en simplezas, que pensaron de verdad en lo que era importante.
La identidad panameña, como idea pasional lanzada por las redes sociales, sumada a una insultante colecta nacional, pretendiendo emular en su forma, pero lejos de su fondo, a aquellos centavos de la dignidad de Miguel Antonio Bernal, ha sido el colmo. ¿Quién dijo que 11 señores vestidos de rojo representan a un país? ¿Héroes de qué? Qué vacía es una sociedad en la que sus héroes corren detrás de una pelota, la batean o se meten de puñetazos con otro. Eso no es heroísmo, eso es buscar los modelos de identidad en los individuos equivocados.
¿Cuántas escuelas hay que se están cayendo en este país? ¿Cuánto cuesta la remodelación del Juan Demóstenes Arosemena o del Teatro Nacional? ¿Cuánto necesita la dignidad de nuestros “sin techo”? ¿No nos damos cuenta que pedir plata para pagar una multa a un organismo desconocido para la mayoría, que se inventa estas competiciones para lucrarse, es una monumental estupidez? Nos estamos dejando arrastrar por lo que debe entretenernos.
He visto a personas inteligentes decir grandes barbaridades estos días. Al final ¿qué ejemplo damos? ¿En qué queda tanto leer y tanto reflexionar? El que quiera consumir deportes que lo haga pero que no use el nombre de Panamá, ni la dignidad ni la identidad como armas arrojadizas ante una derrota deportiva. El que tenga problemas con cómo son las cosas a esos niveles “deportivos” que no compita. Han multado al equipo panameño, no han multado al Estado.
Si no enseñamos criterio y equilibrio, si no nos ceñimos a los conceptos, terminaremos haciendo una colecta para mandar a la señorita Panamá en nombre de la “dignidad” de la mujer a competir ¿en qué tipo de certamen? No, basta de apasionamientos aborregantes, disfrutemos del deporte con equidad, tengamos claro quién es quién y cómo son las cosas.
Más de 4 mil “me gusta” en el post de los medios de comunicación emprendiendo “la colecta”; otro montón de “me gusta” en la carta que la selección remitió, muy mal redactada, muy limitada en su expresión del hecho; pero cuando se postean noticias sobre los verdaderos problemas nacionales, cuando se habla de política o sobre cómo funciona el Estado, los “me gusta” se resisten por una de dos razones: o no sabemos, que es malo, pero allá cada uno y su interés en estar informado, o porque no nos interesa en lo más mínimo. Yo me temo que es lo segundo, sin dejar, por supuesto, lo primero.