Los líderes de la Unión Europea comenzaron a comprometer recursos para salvar las vidas de quienes cruzan el Mediterráneo para llegar al Viejo Continente, en una cumbre convocada a raíz de la muerte de cientos de inmigrantes en pocos días. Analizaron una propuesta de destruir los botes usados para el tráfico de personas. "En principio, lo más importante es salvar vidas y tomar las mejores medidas para lograr eso", dijo a su llegada la canciller alemana Angela Merkel.
El último borrador para el comunicado final de la cumbre, al que tuvo acceso The Associated Press, obligaría a los 28 estados miembros a duplicar su gasto para salvar vidas "aumentar las posibilidades de búsqueda y rescate" y "emprender esfuerzos sistemáticos para identificar, capturar y destruir barcos antes de que puedan ser empleados por traficantes".
El primer ministro británico, David Cameron, dijo que Gran Bretaña contribuiría con el buque enseña de la Marina inglesa, el HMS Bulwark, junto con tres helicópteros y dos naves de patrulla fronteriza.
"Como el país con mayor presupuesto de defensa en Europa podemos hacer la contribución más grande", pero agregó que eso no significa que su país recibirá a refugiados. Fuentes del Ejército alemán dijeron a la agencia DPA que ese país planeaba enviar a las aguas de Italia el barco Berlín, así como las fragatas Karlsruhe y Hessen. Actualmente esas naves participan en la operación antipiratería Atalanta en el cuerno de África y podrían llegar al Mediterráneo en cinco días. Bélgica también el jueves se comprometió a enviar un barco.
La tarea que debe enfrentarse es enorme, ya que más de 10 mil migrantes han sido rescatados del mar entre Italia y Libia en poco más de una semana. Durante varios años los líderes de la UE han hecho poco más que deplorar la elevada cifra de muertes y recodar las tragedias con momentos de silencio en lugar de tomar medidas importantes.
Aun los optimistas consideran que las medidas de emergencia adoptadas el jueves no acabarán por completo con la oleada de frágiles embarcaciones que cruzan el Mediterráneo cargadas de inmigrantes. "Europa le está declarando la guerra a los contrabandistas", dijo el comisario europeo de Inmigración, Dimitris Avramopoulos, que estaba en Malta para asistir al funeral de 24 migrantes que perecieron en el mar. Además, el borrador de la cumbre señalaba que los países quieren "establecer un primer proyecto piloto voluntario de reubicación, que ofrezca al menos 5 mil plazas para personas cualificadas para recibir protección".
Tan solo esta semana llegó a Europa el doble de personas de las que contempla ese plan. Las 5 mil plazas supondrían una diminuta fracción de los cientos de miles de personas que probablemente llegarán este año. Otra cláusula del comunicado propone reducir el tiempo necesario para procesar a los que buscan asilo, que ahora puede llevar hasta un año antes de que una persona sea procesada y se reconozca su derecho a quedarse.
Los nuevos planos reducirían ese plazo a un máximo de dos meses. El presidente del Consejo Europeo instó a los mandatarios de los 28 países a "acordar medidas muy prácticas", como "reforzar las posibilidades de búsqueda y rescate, combatiendo a los contrabandistas y disuadiendo a sus víctimas de que pongan su vida en peligro, al tiempo que se refuerza la solidaridad".
También está previsto que los gobernantes respondan a la preocupación expresada por el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, que pidió un programa europeo más fuerte de búsqueda y rescate y más canales de inmigración legal. "Todos tenemos un imperativo moral de actuar deprisa", dijo Ban en una carta a Tusk a la que tuvo acceso Associated Press.
Los gobernantes europeos se comprometerán a multiplicar por dos el tamaño de las operaciones de fronteras europeas en el Mediterráneo, según fuentes de la UE, pero esas operaciones están diseñadas para registrar los movimientos migratorios, no necesariamente para salvar vidas. Amnistía Internacional y Médicos Sin Fronteras quieren que se lance un esfuerzo internacional de rescate para ayudar a los miles de personas que huyen de conflictos y pobreza en lugares como Siria, Eritrea y Somalia.
Algunos legisladores temen que los Gobiernos europeos puedan redoblar sus tareas de rescate mientras la atención mediática permanezca en la cumbre, pero que los compromisos de solidaridad puedan desvanecerse con rapidez como ha ocurrido en el pasado.
Según la agencia de refugiados de Naciones Unidas, 219 mil refugiados e inmigrantes cruzaron el Mediterráneo el año pasado y al menos 3 mil 500 personas murieron en el intento. Se cree que este mes podrían haber muerto unas mil personas. Las voces críticas atribuyen esas cifras al desmantelamiento de Mare Nostrum, una gran operación de rescate italiana que trabajó en 2013 y 2014 cerca de la costa Libia, en la ruta más transitada por los migrantes.
Una misión europea más pequeña, Tritón, sustituyó a Mare Nostrum. El nuevo programa no tiene un mandato de rescate, aunque sí responde a llamadas de emergencia dentro de sus obligaciones internacionales y ha salvado miles de vidas desde su lanzamiento el año pasado. En la actualidad, cinco de los 28 Estados miembros —Italia, Grecia, Malta, Alemania y Suecia— gestionan a casi el 70% de los migrantes llegados a la UE.
La OTAN no previo inmigración masiva
El presidente francés, Franois Hollande, indicó que la primera decisión que espera es "el refuerzo de la presencia de Europa en el mar y también de la vigilancia", para lo que debe acordarse "un refuerzo considerable de los medios" y garantizó que "Francia contribuirá a ello". Lamentó también que, tras la intervención internacional liderada por la OTAN hace tres años y medio en Libia, "no se haya hecho ninguna reflexión sobre lo que iba a pasar después", por lo que afirmó que "ahora se trata de enmendar los errores del pasado". "Queremos ambición, pensamos que es grave y dramático, estamos movilizando barcos y medios militares para reforzar las operaciones tanto de salvamento como de control", afirmó por su parte el primer ministro de Bélgica, Charles Michel. Michel indicó que espera que en la cumbre se tomen "decisiones que vayan en la buena dirección" e hizo hincapié en la necesidad de avanzar en el desarrollo de los países de origen, punto en el que se también refirió a la situación de inestabilidad que atraviesa Libia, "que abre la vía a graves problemas". "Está claro que hay que reforzar la solidaridad europea", consideró el primer ministro de Estonia, Taavi Roivas, quien dijo que "entendemos los retos a los que hacen frente los países más expuestos". En otra línea, el primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel, señaló que no es el momento de "echar la culpa a uno u otro" y defendió la importancia de la prevención y la cooperación, frente a las operaciones de carácter militar. "El objetivo no es decir: No hay problema, aquí en Europa sois bienvenidos. Sabemos que luego habrá discusiones en ciertos países sobre las acogidas y los procedimientos a dar. Creo que lo que es importante es hacer prevención", aseguró.

