La medicina tradicional, regularmente practicada en las comunidades indígenas del país, será protegida.
El primer paso para ello fue la aprobación en tercer debate en la Asamblea Nacional del proyecto de ley No. 80, que presentó la diputada del Partido Revolucionario Democrático (PRD), Crescencia Prado.
En su artículo 1, el proyecto de ley establece una serie de principios que determinan la importancia de la norma, como es el “Promover la revitalización de los conocimientos y la práctica de los sistemas de salud tradicional ancestral indígena; reconocer la existencia, el aporte y la importancia de la medicina tradicional ancestral indígena en la prevención, curación y rehabilitación de las enfermedades en los pueblos indígenas, rescatar, valorizar, proteger y promover la conservación de las costumbres y tradiciones en el aspecto de salud a través de la medicina tradicional ancestral indígena”.
El documento también regula aspectos como los derechos de propiedad intelectual de estos conocimientos, la capacitación de los médicos indígenas en los diversos usos que tienen las plantas, así como impulsar la practica de estas medicinas a través de la creación de un grupo de médicos tradicionales en las comunidades aborígenes.
La proponente del proyecto explicó que lo que se busca es que la medicina alternativa funcione como un complemento en la prestación de los servicios de salud en estos pueblos.
Los planteamientos de Prado son respaldados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que indica que la medicina tradicional tiene mucho que ofrecer, especialmente como contribución a la atención primaria de la salud y a la consecución de la meta de una cobertura universal, y muy especialmente en un período en que las enfermedades crónicas no transmisibles han superado a las enfermedades infecciosas como la principal causa de muerte en el mundo.
POSITIVO
Originarios de las comarcas Guna Yala y Ngäbe Buglé aseguran que la aprobación de esta norma es positiva.
El comisionado en temas internacionales del Congreso General Guna, Marcel Arias, expresó que ya hay acercamientos entre las personas que practican la atención complementaria y la científica. Citó como ejemplo el caso de las parteras que participan junto con las doctoras en los partos de las mujeres dentro de la comarca.
Por su parte, César Cires, estudiante de la comarca Ngäbe Buglé de la Escuela de Biología de la Universidad de Panamá, aseguró que la iniciativa pone en el verdadero contexto el valor de las plantas al momento de curar a las personas.
Añadió que se le otorga la posición que le corresponde a la medicina alternativa, la cual ancestralmente es practicada en las poblaciones indígenas del país.
El ministro de Salud, Francisco Javier Terrientes, explicó que la norma abre el camino para la comprensión y el trabajo en conjunto de la atención tradicional y la científica.
Terrientes informó que tradicionalmente se ha tratado de llevar la medicina occidental a las comarcas, y lo único que han encontrado es un bloqueo.Mientras que la OMS sostiene que para millones de personas que habitan zonas rurales de las naciones en desarrollo, los medicamentos herbarios, los tratamientos tradicionales y los curanderos son la fuente principal, y a veces la única, de atención de la salud.
Se trata de una atención próxima a los hogares y accesible económicamente para las personas, indica el organismo de salud.
