LONDRES, Inglaterra. DPA. - A David Bowie le ha dado por la flauta dulce. Al menos declara su amor por el instrumento en un mensaje navideño en el que dice que ha compuesto "Requiem por un gnomo sonriente" de cuatro horas y comienza a tocar la flauta.
Desde el público le piden, por favor, que pare. En realidad, se trata de un video para una ONG británica, pero la estrella del pop sí ha cambiado.
De ninguna manera quiere actuar como lo hacía hace 30 años. Ahora, a punto de cumplir los 65 el próximo domingo, se concentra sobre todo en su familia.
"En algún momento se llega a un punto en el que uno se da cuenta de que quizás hay tres o cuatro cosas importantes", dijo ya hace unos años en una entrevista. Fue poco después de que naciera su hija, la primera con su segunda mujer, una modelo somalí.
"Cuanto más mayor te haces, menos preguntas te preocupan. Por desgracia, hay algunas que no tienen respuesta. La muerte es una de ellas".
En su opinión, su último trabajo, "Reality", publicado en 2003, supuso un cambio respecto a Heathen(2002).
"Al contrario que mi anterior disco 'Reality' parece en realidad casi alegre. 'Heathen' era (un disco) tranquilo pero la atmósfera tenía algo perturbador, algo desagradable", dijo entonces Bowie.
"'Reality' tiene más los pies en la tierra, es más sosegado. También refleja aspectos negativos pero he intentado mitigar los textos opresivos con melodías optimistas. Perturbador, desagradable, raro, pero también absolutamente fascinante: así se puede resumir gran parte del trabajo que llevó a la fama a este británico.

