El Museo de Arte Religioso Colonial, un espacio que había permanecido cerrado durante varios años por falta de mantenimiento, esta semana volvió a abrir sus puertas a un costado del Convento de Santo Domingo, en San Felipe, para compartir nuestra herencia religiosa y cultural.
En el acto de reinauguración, Raúl Castro, subdirector del Instituto Nacional de Cultura (Inac), dijo que con la rehabilitación de la capilla de Santo Domingo de Guzmán, construida en el siglo XVII, esta es nuevamente la sede del museo.
Para ello, el Inac, a través de la Oficina del Casco Antiguo, invirtió 856 mil 438 dólares con 67 centavos para la restauración del retablo colonial, la museografía y la rehabilitación de la capilla.
Según Castro, “a medida que nuestro país progresa a un ritmo continuo y acelerado, es necesario elevar el nivel intelectual y cultural de la población. Los visitantes, tanto nacionales como extranjeros, se merecen una oferta cultural responsable que refleje nuestro rico pasado histórico. El concepto de museo, como elemento cultural de primer orden, ha pasado de la consulta ocasional de un especialista a la fugaz visita de un turista, algún elemento didáctico efectivo en favor de la comunidad en general”.
Entre las piezas más valiosas está la imagen sevillana de la Virgen del Rosario, patrona original de esta capilla, la cual se encuentra completa con el Niño Jesús en sus brazos, al igual que sus respectivas coronas, dijo.
CURADORÍA
La museógrafa Zuni Cuervo, diseñadora de exhibiciones, expuso que la curadoría comenzó con la catalogación y documentación de la colección existente. “Es un trabajo realizado bajo estrictas medidas de seguridad, supervisados por el personal designado de la Dirección de Patrimonio Histórico” del Inac.
También se elaboró el contrainventario. “Registramos fotográficamente cada pieza para confeccionar un catálogo de la colección, que detalla, además, el informe del restaurador, que especificó las condiciones en las que se encontraba cada una de las piezas y el tratamiento de consolidación o restauración necesarios para su posterior exhibición”.
Las piezas que actualmente están en este museo componen la exhibición inaugural, y “son solo una parte de la colección, ya que por el espacio físico fue imposible exhibirlas en su totalidad. Esto permitirá a su vez la rotación de las piezas en futuros montajes”.
Cuervo explicó que la colección con la que se inaugura el Museo de Arte Religioso Colonial consta de piezas hechas de materiales como madera policromada, talla en marfil, óleos sobre lienzos, campanas en bronce y objetos sacros en plata.
En este proceso se analizaron las piezas que podían ser exhibidas, considerando el tratamiento sugerido y los tiempos necesarios para efectuarlos, indicó Cuervo, y agregó que como parte del guión museográfico se efectuó una gira al interior del país.
En Penonomé apreciaron la imagen de la Inmaculada o Margarita de los Campos, así como la del pelícano recientemente restaurando.
En la iglesia Santiago Apóstol de Natá disfrutaron de retablos como el de la Inmaculada Apocalíptica, realizado en 1751.
En la iglesia de Santo Domingo “fuimos cautivados por la delicadeza y extraordinaria talla de los retablos y de su colección maravillosa de platería”.
Otros sitios visitados fueron la iglesia de San Atanasio (La Villa de Los Santos), y la iglesia de San Francisco de la Montaña (Santa Fe de Veraguas).
La museógrafa indicó que tras hacer un estudio del edificio, se consideraron las condiciones del estudio bioclimático propuesto para la conservación del patrimonio, que requerían “urnas que no fueran cerradas para permitir la ventilación de las piezas”.
“Todos estos aspectos nos llevaron a concebir el diseño de una urna especial y con estilo minimalista, que fuera autoportante, con sistema de iluminación integrada, con apertura en la parte superior que permitiera la circulación del aire y que a su vez brindara seguridad a la pieza”, explica.
Añadió que para las obras de arte fueron diseñados y confeccionados sistemas de pedestales, “que sin adosarlos a las paredes debían posibilitar la colocación de los óleos de manera independiente y con su sistema de anclaje de seguridad”.
La museografía permite un recorrido libre, “donde las urnas dan espacio a medida que el visitante recorre la sala para descubrir la pieza central: ´el Retablo Mayor”.
Como dato adicional de la museografía, Cuervo dijo que la exhibición cuenta con un moderno monitor táctil donde se puede leer el guión museográfico e incluye una sección de entretenimiento con juegos didácticos elaborados con material gráfico recopilado de la gira efectuada al interior del país.
En cuanto al diseño gráfico, la museógrafa indicó que escogió la gama de los púrpuras, “color que transmite elegancia, suntuosidad, espiritualidad y nos proporcionaría el aura de dignidad que deseábamos entregar a cada pieza. Los acentos complementarios los dimos con los tonos grises”.
Cuervo expuso que el equipo de trabajo estuvo conformado por Ángeles Ramos Baquero, quien elaboró el guión de la exhibición; el restaurador Erin Herrera, que lideró el proceso de consolidación de las piezas de la colección, y Melva Mong, directora del proceso gráfico, con el apoyo de diversas personas.
IDIOSINCRASIA
En el evento, María Eugenia Herrera, directora del Inac, dijo que la cultura y la religión están ligadas de manera intrínseca históricamente.
“Religión es la palabra que define los contenidos y valores de todo ser humano que cree en Dios, como el creador de todas las cosas (...) ¡Qué mayor inspiración que Dios para crear el arte, siendo Dios creador del ser humano! El arte, manifestado a través del prisma religioso, fue y seguirá siendo uno de los instrumentos más fascinantes e inspiradores de la humanidad”.
Según Herrera, este evento marca un hito histórico en la cultura panameña, pues se rememora que el 14 de diciembre de 1974, durante la época de la profesora Reina Torres de Araúz, este museo abrió sus puertas por primera vez al público con el nombre de ´Museo de Arte Religioso Colonial”.
Luego de estas palabras, los expositores, junto a la primera dama de la República, Marta Linares de Martinelli, efectuaron el corte de cinta para dar inicio a un recorrido por la exhibición, que estuvo amenizada en directo por la Orquesta Sinfónica Nacional.