José María Merino se despertó a las 6:00 a.m. del pasado 25 de octubre y decidió entrar en su correo electrónico para saber si había novedades en su casa.
Entre los mensajes electrónicos hubo uno que lo puso de lo más contento: ganó el premio Nacional de Narrativa de España por su novela El río del Edén.
“Me encontré con un mensaje de mi mujer y con otro de la Directora General del Libro dándome la noticia”, recuerda este escritor español, que estuvo en el istmo como uno de los invitados al VI Congreso Internacional de la Lengua Española.
Su primera reacción fue de alegría. “Una sorpresa teñida del sabor de encontrarme a gusto aquí en Panamá, a pesar de estar tan lejos de España”, explicó quien recibirá un galardón dotado con 27 mil 500 dólares.
El Premio Nacional de Literatura en España, que cada año reconoce la mejor obra de narrativa publicada en este país, “está muy bien considerado por lo amplio del jurado y la independencia de las instituciones y personas que lo componen. Es un reconocimiento fuera de lo común en todos los sentidos. Para mí es una confirmación y un nuevo estímulo”.
Se embarcó en El río del Edén porque le apetecía escribir “una novela de amor, traición y arrepentimiento que tuviese como punto de partida la pasión en un espacio natural idílico e hiciese reflexionar al lector sobre el sentido de eso que llamamos felicidad”.
El jurado del certamen español resaltó que “se trata de una obra en la que el autor adopta una segunda voz autorreflexiva para dar vida a un microcosmos familiar, que gira en torno a un niño con discapacidad y a las crisis que su aparición provocan en la vida familiar”.
“Constituye una obra tanto técnicamente arriesgada como bien resuelta, que va adquiriendo tensión a medida que avanza el relato y cuyos problemas cruciales, como el derecho a una muerte digna, se encuentran perfectamente expuestos”, resaltó el jurado.
“El muchachito con síndrome de Down representa, en cierto modo, la inocencia. Fue un personaje que se me ocurrió inesperadamente y que me llevó a estudiar el síndrome y a conocer niños y niñas Down. Aprendí mucho escribiendo esta novela”, reflexiona el nacido en A Coruña (Galicia) en 1942.
Preguntado sobre si España ofrece un entorno noble para los niños Down, plantea que este sector de la población “está correctamente integrado tanto en la vida social como en el sistema educativo”.
Sobre el proceso de elaborar el personaje del pequeño, comparte que “hubo un momento en el que comprendí que el hijo podía ser la causa de la ruptura de la pareja y me pregunté por ello”.
Poco a poco le fue dando una personalidad, que “acabó respondiendo a lo que he expuesto antes. Un personaje inocente que, sin embargo, cumple un papel decisivo en el desarrollo dramático de la historia”, plantea quien ha sido director del Centro de las Letras Españolas del Ministerio de Cultura de su país.
Merino define El río del Edén, que ya fue distinguida este año con el Premio de la Crítica de la región de Castilla y León, como su obra más realista. “Porque en ella, aunque haya alusiones peculiares, por ejemplo a los extraterrestres, no he empleado juegos metaliterarios ni perspectivas fantásticas, aunque he usado la segunda persona, el tú narrativo, para tener al lector cerca del personaje principal y apartado de él al mismo tiempo”.
Este narrador ha cosechado otros logros como el Premio Nacional de la Crítica, en 1986, por La orilla oscura, y el Miguel Delibes, diez años más tarde, por la pieza Las visiones de Lucrecia.
DOS EXPERIENCIAS
A finales de los años de 1970, “no hay duda de que ya soy mayor”, José María Melino colaboró con la Unesco en su programa para Centroamérica y Panamá.
“Entonces, tuve ocasión de conocer por vez primera este hermoso país. Luego he vuelto por motivos literarios, como la presentación de algún libro, y más tarde por mi vinculación con la Real Academia Española como miembro de ella y de la Asociación de Academias de la Lengua española”, indica.
Califica de positivo el VI Congreso Internacional de la Lengua Española. “Ha servido para que nos encontremos otra vez hablantes de esta lengua en muchas melodías y léxicos a los que nos une un amor común por ella y un deseo de que crezca con salud”.
Por otro lado, comenta que han tratado temas “sustantivos alrededor del libro, la palabra escrita, que vive momentos azarosos. Por ultimo, no hemos podido tener mejor acogida de un público numeroso, con mucho profesorado, tan interesado en la lengua y en el libro como los propios ponentes. Creo que ha sido un éxito”.
Merino tenía un viejo sueño que se le cumplió durante su visita en Panamá: recorrer la selva. Aquel paseo fue simplemente: “espléndido”.
“Fue una preciosa mañana recorriendo el Canal hasta Gamboa. En el almuerzo hice un brindis, recordando mi novela premiada en una mañana en la que yo recorría, con mis queridos colegas hispanoamericanos de la Asociación de Academias de la Lengua Española, empezando por Berna Burrell, la directora de la Academia Panameña, otro río en un paraje lleno de encanto. Una aventura llena de curiosa significación simbólica, sin duda”.

