9:26 a.m. - ESTAMBUL, (EFE). -El desconocimiento de idiomas de los turistas españoles y el instinto comercial de los vendedores turcos llevan a muchos empleados del Gran Bazar de Estambul a aprender la lengua de Cervantes.
La marea de turistas extranjeros y locales que cada año inunda Estambul ha provocado que el Gran Bazar o "Kapaliçarsi" (Mercado Cubierto) haya perdido su encanto de antaño, así como a sus clientes locales, que se quejan del alza de los precios y prefieren hacer sus compras en las tiendas de las calles.
La variedad infinita de productos artesanos que podían encontrarse en el Gran Bazar cuando Estambul aún era la capital del vasto Imperio Otomano ha sido progresivamente sustituida por una gama de objetos estándar que calman las mayores o menores exigencias de exotismo de los turistas.
Pero el colorido y las más de 4 mil tiendas de uno de los mayores mercados cubiertos del mundo aún siguen atrayendo a millones de visitantes cada año. Así, los negocios de esta superficie que se extiende desde la mezquita de Nuruosmaniye a las de Bayaceto y Suleyman, se esfuerzan por conseguir la mayor cantidad de clientes estableciendo una dura pugna a base de regateos y ofertas. Y, para ello, cada día es más importante el dominio de los idiomas, por lo que en muchas de las tiendas se colocan carteles anunciando que "Se habla español" o "Si parla italiano", e incluso "Es parla catalá".
"¿Cuánto vale el traje ese en negro?", pregunta una turista con fuerte acento andaluz, como si estuviera en una calle cualquiera de Sevilla. "Treinta y cinco liras", responde el vendedor a lo que la mujer replica: "Muy caro".