Prostitución en el albor del siglo XX

Prostitución en el albor del siglo XX
Prostitución en el albor del siglo XX

La prostitución fue un fenómeno palpable ya desde finales del siglo XIX. John Bigelow comentaba en 1886 que “el clero del istmo protestaba ruidosamente porque las autoridades de Estados Unidos habían importado a precio considerable varios cientos de mujeres de color. “Este fenómeno tomó mayor cuerpo en los inicios del siglo XX en las ciudades de Panamá y Colón. Conviene repasar las cifras estadísticas de la época referentes a los inmigrantes. Según Omar Jaén Suárez, de 1904 a 1914 fueron contratados unos 45 mil 107 hombres para la construcción del Canal, cifra que no incluye a los de nacionalidad estadounidense. Esta muchedumbre superó con creces a la población residente, y generó grandes problemas sociales. El Censo de la República de Panamá de 1911 refleja una aplastante mayoría del sexo masculino entre la población extranjera.

No es casual que la Comisión del Canal desarrollara ingentes esfuerzos por incentivar el traslado de las familias de los trabajadores norteamericanos (blancos) del Gold Roll a la Zona del Canal. “Se les ofrecía a las familias de los empleados pasajes de Nueva York a Colón al precio mínimo de 20 dólares por persona...”. Este no fue el caso con los trabajadores europeos y antillanos.

El aumento de la prostitución debió alcanzar niveles intolerables hacia estos primeros años de la República. Las prostitutas registradas por el Censo de 1920 ascendían a 1,053, todas panameñas según ese documento. La cifra proyecta la magnitud del problema, si consideramos que vivían en toda la provincia 25 mil 847 varones entre las edades de 22 y 60 años.

De la gravedad del problema es ilustrativa la preocupación de las autoridades del Gobierno estadounidense por controlar este mal que afectaba, al parecer, principalmente a los soldados de las tropas norteamericanas. Santiago de la Guardia, entonces secretario (ministro) de Hacienda y Tesoro, en respuesta a una recomendación de los norteamericanos sobre la prohibición de la prostitución, expresaba en 1919 en un discurso pronunciado en el Aula Máxima del Instituto Nacional lo siguiente: “...suprimir el Barrio Rojo, combatir la prostitución erigiéndola en delito y persiguiéndola como tal ...se expulsan las meretrices extranjeras, que como está demostrado son muchísimas más que las del país ...se comete la crueldad de confinar a la frontera a las desgraciadas panameñas; se hospitalizarían a un costo superior a nuestros recursos a las enfermas y acometeríamos la tarea de estarlas curando constantemente para que luego volvieran, una vez sanas, a practicar su inmundo servicio, quizás a los mismos que las enfermaron, y a quienes no se les exige control para saber si están sanos”.

Otra alternativa sugerida por los norteamericanos fue la de organizar “sendos barrios destinados [a la prostitución]; prohibir el expendio de alcohol, someterlos a la vigilancia policial y asegurarle asistencia médica en los hospitales panameños a las mujeres para evitar que se propague la infección de los terribles males venéreos entre los consumidores”. No escatimaba De la Guardia palabras para expresar su disgusto y desacuerdo. Seguidamente agrega: “Pero a mí me ocurre preguntar, los que tal cosa desean ¿por qué no establecen ese barrio en la Zona del Canal, por qué no lo reglamentan, lo vigilan y pagan su enorme costo?”.

Finalmente, advierte que “Sin Barrios Rojos en Panamá y Colón y con leyes prohibitivas de la prostitución en la República de Panamá no nos queda más recurso que pedir que no nos visiten los soldados y marinos... Y por último, yo declaro que no me parece justo que quieran ustedes para su país la honestidad, la moral y la pulcritud, y que se convierta el nuestro en un desaguadero de sus vicios”.

El discurso aporta algunos datos de interés. Sugiere que la mayoría de las prostitutas son extranjeras, lo cual contrasta con la información del Censo de 1920 ya citado, donde el 100% aparece como panameñas. Probablemente, ante el temor de que fuesen deportadas se declaraban todas nacionales del país. Por otro lado, es testimonio de que la existencia de 27 mil soldados era la principal fuente de los problemas relacionados con la prostitución.

FUENTES

Editor: Ricardo López Arias

Autora: Damaris Díaz Szmirnov. Profesora de historia. Universidad de Panamá.

Fotografía: Carlos Endara. Colección RLA/AVSU

Comentarios: vivir+@prensa.com

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