De vez en cuando, estaremos escribiendo acerca de las grandes tragedias que según las leyendas ha sufrido la humanidad. Hoy le toca el turno a una de ellas, la que se conoce como el diluvio universal.
Por todo el mundo siempre se ha mencionado esta catastrófica inundación, que acaba con toda señal de vida en la tierra y de la cual tan solo sobreviven algunas pocas especies y no en buenas condiciones.
En el libro del Génesis, La Biblia relata este mito que refiere como Yavé al ver la maldad del hombre se arrepiente de crearlo, salvando tan solo a Noé como el único hombre justo, quien recibió instrucciones del Todopoderoso para que construyera un arca, y allí se embarcase con su familia y una pareja de animales de cada especie. El diluvio duró 40 días, inundó hasta las montañas más elevadas.
El arca flotó por 150 días hasta que se asentó en el monte Ararat, en lo que hoy parece es Armenia, según otros en Kurdistan. Noé estuvo un tiempo ahí hasta que la tierra se secó. En este lugar construyó un altar en que ofreció sacrificios a Yavé, que prometió no castigar más al mundo por causa de los hombres. Bendijo a Noé y a sus hijos, y puso el arcoíris en el cielo en señal de esta alianza.
Solo los indios de América dan 58 versiones de esta leyenda de excavaciones efectuadas en Ur. La mayoría de los científicos que han estudiado este tema precisa que todo pasó hace unos 9 mil años; algunos estudiosos dan otra versión.
Hasta la National Geographic de Estados Unidos ha participado en la investigación, pero no llega a sentar una base de la cual nos podremos ayudar. Ella patrocinó una expedición a Turquía en el año 2003 de nuestra era, que tampoco llegó a dilucidar nada. Las ideas del diluvio están basadas en la creencia del valor ambivalente del agua, valor purificador por lo destructor y constructivo. Para los indonesios el diluvio no es en contra de la humanidad, sino en contra de las montañas que se hallaban en guerra entre ellas, ya que una quería parecer la cumbre más alta que la otra.
Resulta interesante comparar las versiones que de ese fenómeno se han logrado. La frase de hoy nos dice que la justicia es pan para el pueblo, por eso él siempre está hambriento de ella, y fue obra de Francois René Conde de Chateaubriand.
El que esto firma, no se cansa de agradecer el homenaje que desde el periódico La Prensa se nos ofreció.
