De calamares bellacos y ´homos´ bélicos

Según el New York Times, se han descubierto dos animales nuevos que tienen relaciones con otros de su mismo sexo y especie: el primero es un calamar de 14 cm. que vive en las profundidades, y el segundo, algunos miembros de los servicios militares de los Estados Unidos.

Aquí, uso el verbo “descubrir” como lo indica el Diccionario de la Lengua Española entre sus siete acepciones: “Venir en conocimiento de algo que se ignoraba” y “Destapar lo que está tapado o cubierto”. O sea, lo primero en el caso del calamar, y lo segundo, en el del homo bellicus estadounidensis: finalmente terminó aquello de “no preguntes, no cuentes” o don´t ask, don´t tell.

Porque aunque durante años los científicos vienen añadiendo especies a la lista de animales bisexuales, dejando empática evidencia de que aunque Natura abhorret vacuum –dicho latino popularizado por el Rabelais de Gargantúa y Pantagruel, y que significa que la naturaleza detesta los vacíos (pero evidentemente adora a las rubias sin cerebro pero con senos)– aparentemente le da igual cualquier otra cosa, los capos de la potencia militar más fuerte del mundo estaban cool con el clóset.

Ahora, desde el 20 de septiembre, en que se hizo oficial la revocación de la ley (en vigencia durante 18 años) están no solamente concediendo a los miembros de sus cuatro servicios: Naval, Aérea, Ejército e Infantería de Marina, el derecho a salir del armario, sino que están reclutando activamente.

Lo increíble es que los más Macho macho man (al son de Village People) de todos, los Marines, son los que primero montaron la carpa de reclutamiento. ¡Wao!, hasta para eso son competitivos los belli bellacus.

Mientras tanto, 20 mil leguas bajo el mar, como diría Verne, los calamares tiran sus petardos en la oscuridad. Parece que los machos le disparan a cualquier otro calamar con que se encuentren: el saquito de esperma se voltea, y queda con los bichitos p´a fuera, alojándose en la piel del objeto de su afecto: algo así como “porque te quiero te aporreo”.

Si es macho, pues ni modo. Si es hembra, cuando ésta está lista para reproducirse, se los mete ella solita y lista.

La lista de animales que juegan a los dos equipos es larga: desde los bonobos o chimpancés pigmeos, a los que aparentemente solo les falta usar “juguetitos” con baterías, hasta las libélulas. Para darte un ejemplo, solamente de mamíferos: el elefante africano; el oso pardo; la rata de alcantarilla; el caribú; el guepardo; el búfalo; el león africano –el rey de la selva, jijiji (sorry pero no lo puedo evitar)–; la orca, y finalmente, el delfín.

Así que, chovinistas homofóbicos, preparaos. Llegará el día en que el nuevo grito de guerra (hecho famoso por el sastre del inmortal Mauricio Garcés) de los chicos armados sea: “Ucha, ucha, muchachos a la lucha: no somos machos, pero sí somos muchas”.

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