Falleció hace algunos días el arquitecto panameño Jorge Riba. Era una figura egregia y prominente como arquitecto, urbanista planificador y teórico, profesor universitario, escritor y político, actividades que desarrollo por varias décadas.

Sobresaliente como amigo de sus amigos. Poseía el arquitecto Riba un gran acervo intelectual adquirido a través de estudios y experiencias. Ello lo transmitió para otros en los libros que escribió, así como en su cátedra universitaria. Y donde se presentara la ocasión. Como arquitecto, conocía como nadie los atributos y flaquezas de nuestras ciudades. Estas últimas las señalaba para que se corrigieran. Además, como planificador urbano diseñó urbanizaciones.
Contribuyó como funcionario dirigente, desde el desaparecido Instituto de Vivienda y Urbanismo, a organizar físicamente y sentar las bases y reglas formales para mejorar las ciudades del país. Siempre estuvo interesado en la vida de nuestras comunidades.
El arquitecto Jorge Riba desde su juventud era un fuerte creyente de la ideología liberal. Hasta su fallecimiento presidia el Club Liberal, al cual nosotros pertenecemos.
Durante las reuniones de este grupo siempre hablábamos de las cosas de la patria. Sin ninguna duda, la nación ha perdido físicamente a un personaje superior de los que ya no nacen muchos en Panamá.
