Mucho se ha dicho sobre el arte como una herramienta para promover cambios en la comunidad y en el individuo.
El catalán Antoni Tàpies, por ejemplo, solía referirse a ella como “la filosofía que refleja el pensamiento”, rezo que procuraba plasmar en sus obras pictóricas y esculturales, que son recordadas por expresar su preocupación por los problemas que atañen al ser humano.
Desde la vida hasta la muerte, pasando por la soledad, la enfermedad o el desconsuelo, el arte ha sido un catalizador del entorno social e incluso político, que procura llevarnos de la mano para motivarnos, hacer catarsis o comunicarnos un mensaje particular.
Aunque su goce en ocasiones es limitado a museos o salas artísticas, hay quienes encuentran en la calle una plataforma interesante para expresarse artísticamente, entretener, y entre otras cosas, romper con la desidia cotidiana.
Intervenciones públicas
La búsqueda de espacios alternativos es un tema que impulsa al colectivo artístico Teatro Carilimpia a llevar a las vías públicas algunas interpretaciones.
“Somos actrices y hacemos producciones teatrales, pero también encontramos en la calle un espacio rico por su libertad temática y espacio, así como por las posibilidades de montaje e interacción con el público”, afirman Maritza Vernaza y Mariela Aragón Chiari, del grupo escénico.
“Es buscar otra manera de contar las cosas que nos interesan”, continúa el dueto artístico.
Desde su concepción como grupo teatral, Carilimpia quiso buscar nuevos espacios para desarrollar sus obras con creatividad. De esta manera han logrado crear producciones como Zapatos, Mujeral fuera de lugar y Las Internautas, en salas alternativas que procuran la creación escénica desde una perspectiva más inventiva.
No obstante, sus actuaciones en las avenidas, denominadas por ellas como intervenciones públicas, llevan implícito algo del sabor del realismo socialista de antaño, pero con miras a promover la reflexión de quienes los miran.
“La calle es un espacio que nos da la opción de ser más políticas desde el sentido más puro de la palabra”, añaden.
Al ser actrices y creativas, los actos de Carilimpia adquieren connotaciones que llevan a la introspección, y según explican, en ocasiones también desembocan en conversatorios que permiten a la comunidad cuestionar o bien enterarse de lo que sucede en su entorno.
Dejar una huella
Aunque algunos de sus performances podrían ser vistos como “provocadores”, en general obtienen resultados positivos de parte del público.
En ese sentido, intervenciones como Patria for Sale, realizado durante los desfiles patrios de 2012; Gracias por su comprensión, que se hizo en una acera de la vía España; o la memorable Estatua gigante, colocada en las afueras de la pasada Feria del Libro con el cartel “Amados, las mentes pequeñas necesitan estatuas gigantes”, son algunos ejemplos de los trabajos que organizan.
Sin embargo, la temática femenina es otro argumento que han desarrollado con éxito en las inmediaciones de la avenida Central, y donde también han contado con la participación de otros artistas y figuras populares, con la intención de “dejar una semilla de equidad plantada en la mente de mujeres y hombres”, según afirman en su página en Facebook.
La intención es “romper con lo cotidiano y llevar un momento de placer y goce estético a la gente”, añaden.
Versos para la memoria
El teatro de calle de Carilimpia ha servido de plataforma para desarrollar otros conceptos, como el que lleva adelante Ediciones Pelo Malo (Cartonera) en su afán por rescatar la memoria histórica, la literatura y la poesía.
“Trabajamos con gente de otras disciplinas para llevar la literatura a las personas”, afirma Martanoemí Noriega, directora de la editorial, quien junto a la escritora Lil María Herrera coordinan esta iniciativa.
“Me gusta leer y veo que la lectura tiene una imagen negativa y aburrida en el país”, señala Noriega, quien señala que de esta preocupación surgió la idea de crear Ediciones Pelo Malo, como una editorial de libros artesanales y económicos que busca acercar la lectura a las personas.
