El obispo Agustín Rodríguez nunca olvidó su visita al istmo, y mucho menos su recorrido por la Catedral, pues quedó impresionado del estado en que estaba ese templo que mira al sur y hacia la plaza Mayor.
Durante su inspección, el prelado encontró retablos quemados, un órgano que no sonaba y una decoración alejada de la liturgia, entre otras dolencias que sufría este símbolo de la arquitectura religiosa colonial.
Aunque ese hecho ocurrió en 1729, Antonio Sánchez-Barriga Fernández recordó aquella descripción cuando examinó la Catedral Basílica de Panamá, a raíz de que en diciembre de 2014 el presidente de la República, Juan Carlos Varela, anunció que su gobierno aprobó los fondos para salvar esta joya arquitectónica.
“Restaurar es recuperar. No queremos dañar ni eliminar nada. Hemos hecho un estudio histórico y sobre las bases de este vamos a dignificar a la Catedral y a su condición litúrgica”, señala Sánchez-Barriga Fernández, asesor internacional de la restauración de este edificio ubicado en el corregimiento de San Felipe, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1997 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés).
La realidad de esta estructura, cuya ceremonia fundacional fue en enero de 1673, es “dolorosa” y “delicada”, en palabras de fray Javier Mañas García, custodio de las iglesias del Casco Antiguo de la ciudad.
“La desidia, la dejadez y el abandono han caído sobre la Catedral”, sentenció este religioso mercenario.
Hace unos años, Ricardo Gago S., presidente del Comité Amigos de Iglesias del Casco Antiguo, opinó que la situación de este inmueble emblemático era una “vergüenza nacional”. Hoy en día, dice, “está igual, pero por lo menos limpia y abierta”, indicó quien representa a un colectivo formado en agosto de 2013 por monseñor José Domingo Ulloa.
“Esta misma semana la licitación para la restauración debe subir a PanamáCompra”, informó Wilhem Franqueza, director de Patrimonio Histórico del Instituto Nacional de Cultura.
Fray Javier Mañas García calculó que la restauración tendrá un costo base de 11 millones de dólares, y que las obras deben iniciar a finales de 2015 o a más tardar en enero de 2016.
UN SÍMBOLO EN VÍAS DE RECUPERACIÓN
En la iglesia Catedral Basílica de Panamá, “ha ocurrido un desastre tras otro”, indica Antonio Sánchez-Barriga Fernández, asesor internacional de la restauración de este monumento religioso.
Por eso, recibirá mejoras en sus interiores, sus exteriores y en su entorno este inmueble cuyo estilo arquitectónico sigue los lineamientos de las iglesias españolas de la época colonial.
“La Catedral, como la mayoría de los monumentos históricos del país, carece de un plan de mantenimiento y de un plan de gestión. Por eso, cada año que pasa está más deteriorada”, opina el arquitecto Wilhem Franqueza, director de Patrimonio Histórico del Instituto Nacional de Cultura (Inac).
Una de las primeras medidas es su suelo de cemento, “el que tiene no es de una Catedral. Hay que mejorar su coro central y su retablo, y poner en su presbiterio la reja que le es característica a este tipo de obras”, enumera Antonio Sánchez-Barriga Fernández, conservador de la Catedral Primada de Toledo (España).
Además, el campanario de la Catedral no es accesible, salvo para las palomas; carece de órgano, sus oficinas administrativas están descuidadas, pocas de sus luminarias funcionan de forma adecuada y han desaparecido varios de sus altares y sus vasos litúrgicos.
Sánchez-Barriga Fernández añade que este inmueble histórico “tiene una sacristía que no posee agua, no hay lavabos disponibles y se deben arreglar los escalones para evitar caídas”.
“Su fachada, que fue trasladada de la antigua Catedral de Panamá Viejo, ha recibido tantos cambios, que tiene cuatro piedras de distintos colores”, indica quien ha restaurado edificios religiosos en ciudades españolas como Toledo y Sevilla.
“Se debe recuperar su cripta. Se añadirán retablos que se han perdido y se rescatarán los existentes que datan del siglo XVIII. Se hará un recubrimiento de sus techos, ya que estos son de madera y datan de 1925”, detalla Sánchez-Barriga Fernández, quien ha restaurado iglesias en Jamaica y Egipto.
El experto indica que la humedad y el calor “pueden causar cualquier desmayo. Por eso, se le instalará un acondicionador de aire”.
“Sitios más pobres en América Latina tienen mejores catedrales que la de Panamá. Viene un turista nacional o extranjero y se sorprende del estado de la Catedral”, plantea Sánchez-Barriga Fernández.
PROCESO
Fray Javier Mañas García, miembro del Comité Amigos de Iglesias del Casco Antiguo, aspira a que la sede de la Arquidiócesis de Panamá, levantada por etapas entre los años de 1688 y 1796, adquiera su antigua gloria.
“Cuando uno entra a una catedral ve el arte litúrgico y religioso, y uno siente que está en contacto directo con Dios. Ves nuestra Catedral y no encuentras esa sintonía”, advierte el religioso, quien recuerda que esta es la “cátedra” o “asiento” donde el obispo, en este caso José Domingo Ulloa, predica.
El fray Javier Mañas García plantea que en el pasado se han dado casos de restauraciones a edificios religiosos en Panamá que “no han sido las mejores”, y que se han dado “por desconocimiento, aunque siempre se hacen con buena voluntad”, y asegura que la Catedral correrá con una suerte distinta.
“Será una restauración integral en todos sus componentes. Primero será la obra civil y luego la de equiparamiento, que incluirá los altares y las campanas nuevas, etc.”, indica Wilhem Franqueza. “Lo importante es que una vez restaurada se le dé el correcto mantenimiento”, continúa.
“El presupuesto para la restauración lo entregará el Estado panameño por medio del Inac”, resalta Ricardo Gago S., presidente del Comité Amigos de Iglesias del Casco Antiguo.
LICITACIÓN
El primer gran paso, en pos de recuperar el antiguo esplendor de la Catedral Basílica de Panamá, será cuando la licitación pública y de carácter internacional suba a PanamaCompra. Entonces, se abrirá el compás para que equipos conocedores de la restauración de obras religiosas, tanto nacionales como extranjeros, hagan sus propuestas, comenta fray Javier Mañas García.
“Nunca se ha hecho un concurso de esta envergadura en el pasado en un edificio religioso en Panamá”, indica, por su lado, Antonio Sánchez-Barriga Fernández.
“Vamos a conformar un comité evaluador para recibir las propuestas, y vamos a designar al mejor proponente en los mejores términos técnicos y financieros. Después tenemos un papel de inspección de los trabajos que se estén realizando”, detalla Wilhem Franqueza.
Cuando se suba el pliego, corren luego 60 días para recibir todas las propuestas. “Después hay que esperar un mes y medio para dar la orden de proceder”, explica el funcionario. A partir de allí, el proponente tiene seis meses para comenzar la obra y 24 meses para terminarla, agrega Franqueza.
“Tenemos 200 años de demora y no hay que esperar más”, indica Antonio Sánchez-Barriga Fernández.
PLIEGO
El pliego, fiel y acorde a la parte histórica y religiosa de este tipo de inmuebles, es el punto de partida para las propuestas que se reciban y fue elaborado por los expertos Antonio Sánchez-Barriga Fernández (España), Carlos Clemente (España) e Hildegard Vásquez (Fundación Calicanto de Panamá).
En los pliegos, está consciente fray García Mañas, cabrá la posibilidad de que se den opiniones diversas, pues siempre “existe el miedo de qué harán con la Catedral”.
Estamos ante un edificio de monumento histórico de categoría 1. Esto significa, dice Franqueza, que “debe preservarse íntegramente, debe recibir intervenciones científicas y estar sustentadas en una memoria histórica”.
FUTURAS OBRAS
“Va a ser complicado tener abierta la Catedral mientras dure la restauración”, opina Fray Mañas García, aunque dice que se encontrará la forma de que esté accesible.
“Queremos que la opinión pública esté involucrada y se dé cuenta de que no hay nada oculto, ya que la Catedral es el templo de todos los panameños”, plantea Wilhem Franqueza.
Luego, al final del proceso, se elaborará un libro para explicar todo lo efectuado.
