La parodia es la forma que, en ocasiones, tiene el humor para decir que admira o detesta a alguien o algo. Es decir, que su estima o ausencia de admiración lo hace, como cabe esperarse, desde la imitación, la burla y la sorna.
El thriller cómico Kingsman: el servicio secreto, inspirado en un cómic de Mark Millar y Dave Gibbons, encuentra en la mofa y en la ironía la manera de resaltar el valor que ha tenido para el cine la figura de los agentes secretos.
Su argumento es sencillo. Se trata de la típica relación de iniciación entre un adulto mentor formal, el agente secreto Harry Hart (Colin Firth) y su joven díscolo discípulo (Taron Egerton), el hijo de un antiguo colega de Hart que debe lidiar con su relación problemática con la ley y además soportar los violentos tratos del novio de turno de su madre.
Cuidado, Kingsman: el servicio secreto no quiere caer en los lugares comunes en que se resbalan las débiles parodias de Scary Movie de Keenen Ivory Wayans y David Zucker.
Lo que aspira el director Matthew Vaughn es ofrecer los elementos de rigor de este tipo de producciones desde el humor negro y cierta aura pop: las endemoniadas persecuciones, las célebres peleas, un cuerpo policial que es más bien un adorno por lo ineficiente que es y un malvado despiadado (Richmond Valentine a cargo de un simpático Samuel L. Jackson) que tiene planes de destruir toda la Tierra.
Todo esto aparece sin la verosimilitud que sí buscaban los largometrajes sobre agentes secretos firmados por Doug Liman, Paul Greengrass y Tony Gilroy. Lo de Matthew Vaughn es diversión estrepitosa, elegante y exagerada.
REFERENCIAS
Kingsman: el servicio secreto es una muestra que puede brindar entretenimiento puro desde la admiración por un tipo de personaje específico, en este caso los agentes secretos, sin necesidad de tratar con rigurosidad en su argumento los grandes temas de la humanidad, pero a la par sin caer tampoco en la estupidez más llana.
El director Matthew Vaughn muestra con simpatía y con cierto halo ridículo tanto a la clase alta educada inglesa, en la piel de los agentes secretos, como a las clases trabajadoras de los suburbios londinenses, representados por el ambiente y la gente donde vive Eggsy (Taron Egerton), futuro miembro de Kingsman.
Lo que aspira el director Matthew Vaughn con su Kingsman: el servicio secreto es utilizar la exageración para recordarle siempre a la audiencia que está viendo una película encantadora que desea como prioridad divertir y punto, como era la meta de las clásicas parodias de ese genio llamado Mel Brooks con sus magníficas La loca historia de las galaxias (1987) y El jovencito Frankenstein (1974).
Como Estafa Americana, su Kingsman: el servicio secreto tiene muchas capas. Por eso, usa el sentido de acción descabellada, el surrealismo ridículo y el tono exótico de las películas en torno al agente Derek Flint como Our Man Flint (1966), de Daniel Mann, e In Like Flint (1967), de Gordon Douglas, así como las de otro agente especial tan particular como Matt Helm, que apareció en populares filmes como Murderers Row (1966) y The Ambushers (1967), ambos del realizador Henry Levin.
FUENTES VARIADAS
Nadie puede señalar al cineasta Matthew Vaughn de solo ver los referentes más cercanos para darle carnadura a su película, ya que no solo se concentra en el cine de la década de 1960 para moldear a su agente secreto, sino que también va más al pasado cuando le da forma, en parte, a la actitud de su Harry Hart (Colin Firth) con la personalidad del capitán Bulldog Drummond, célebre colaborador de Scotland Yard, que dicho sea de paso hizo las delicias de la audiencia durante la década de 1930 con producciones a cargo de los cineastas Louis King, James P. Hogan y Víctor Saville.
Además, hay escenas de Kingsman: el servicio secreto que guardan vinculación directa con filmes como los de la saga de Jason Bourne (acrobacias en las persecuciones a pie y en automóvil, más cierto sello rudo y urbano y una edición veloz), y en otras aparecen evidentes referencias a los títulos de James Bond, en especial la elegancia, la distinción y un ritmo que se toma su tiempo para desarrollarse como pasa usualmente en los largometrajes sobre el hombre con licencia para matar creado por Ian Fleming.
Cuando desea recordarnos que en el fondo es más bien una parodia, entonces Matthew Vaughn regresa al redil y usa una sutileza que recuerda a más de un capítulo de la añorada serie de televisión británica Los Vengadores.
En otros momentos se inclina por las más notables medidas estrafalarias de las cintas sobre Austin Powers, más su lado kitch y no tanto su costado ordinario y escatológico.
RISAS Y SANGRE
Matthew Vaughn (X-Men: First Class y Stardust) quiere brindar una comedia y no tanto un formal thriller sobre las aventuras de un agente secreto, por lo que la violencia que presenta es más risible a lo Quentin Tarantino.
Cuando supuestamente ya tenemos claro lo que estamos viendo en Kingsman: el servicio secreto, Vaughn, que ya había adaptado para la pantalla grande otro cómic de Mark Millar, Kick-Ass, hace un giro de 180 grados.
Eso ocurre cuando le brinda al espectador, en la parte final del segundo acto, los recursos sangrientos propios del subgénero gore, cuando la peligrosa compañera del villano Richmond Valentine (un maravilloso y patético Samuel L. Jackson), Gazelle (Sofía Boutella), comienza a rebanar manos y brazos a sus contrarios gracias a que sus piernas prostéticas son dos espadas filosas.
Esto es muy usual en más de una comedia inglesa contemporánea, presentar esa lucha de clases entre un sector y otro de una misma sociedad.
El humor británico de Kingsman: el servicio secreto puede causar algún tipo de molestia a la audiencia que no esté acostumbrada a esta propuesta de hilaridad.
Es que el humor inglés es más educado, sutil y delicado incluso cuando plantea una escena grosera al estilo de comediantes como Benny Hill y Mr. Bean, que el estadounidense, que por lo general es más dado a lo ordinario, aunque la excepción en Hollywood serían comedias como las de Woody Allen y Wes Anderson, entre otros.
¿Cuál es la mejor película sobre agentes secretos? ¿Qué parodia prefieren? ¿Qué opinan de Kingsman: el servicio secreto?

