Un criterio que se ha mantenido tanto en el uso como en la norma es que la abreviatura representa una palabra, y donde ella se escriba, lo que se pronuncia es la palabra. Es decir, las abreviaturas se crearon para ser escritas. Su campo es la Ortografía. Cuando abreviamos con las letras [de] y [erre] más punto, [Dr.], leemos /doctor/.
Ha proliferado el uso inapropiado de la abreviatura de profesora (profa.), debido a que si bien es cierto que se escribe de esta manera, mucha gente la ha tomado como una palabra y no pronuncia /profesora/, sino que pronuncia /profa/. El Diccionario panhispánico de dudas estipula que “la lectura de una abreviatura debe restablecer todas las letras eliminadas en su escritura, esto es, debe leerse la palabra completa que la abreviatura representa”.
El problema no ha sido en este campo, sino el empleo de la secuencia /profa/, porque se ha tomado la abreviatura por palabra. Algunas siglas (OVNI, SIDA, LASER) se lexicalizaron y pasaron a ser acrónimos, es decir, palabras comunes: ovni, láser, sida. Al decir: “Busco a la profa de Filosofía”, estamos ante un caso excepcional, porque se lexicalizan las siglas, no las abreviaturas.
Es caso curioso que docentes mujeres tengan la tendencia de decir /profa/, lo cual pareciera un uso apocopado de profesora y no una abreviación propiamente.