La voz de Rocío Jurado se apagó la noche del miércoles para siempre. Después de casi dos años de dura lucha contra un cáncer de páncreas, la gran dama de la canción española y la copla falleció a las 10:15 p.m. (hora de Panamá) en su casa en las afueras de Madrid. Tenía 61 años. "Murió tranquila, sin grandes angustias y como ella quería, rodeada de los suyos, de su familia", informó su hermano, Amador Mohedano.
La desaparición de "La Chipionera" causó una gran consternación en el mundo de la cultura y el espectáculo y tiñó de luto a un país que hace apenas dos meses y medio tuvo que despedir a otra de sus grandes artistas, Rocío Durcal, también fallecida de un cáncer a los 61 años. La misma enfermedad acabó también con la madre de Rocío Jurado. El 28 aniversario de su muerte se cumple precisamente este viernes.
Al mediodía ya eran cientos las personas que acudían al Centro Cultural de la Villa, en la Plaza Colón de Madrid, donde se instaló la capilla ardiente para la cantante. El furgón fúnebre con sus restos llegaba escoltado por la policía. El féretro —cerrado— estaba cubierto con las banderas de España y Andalucía y adornado con flores blancas. Afuera, un vendedor ofrecía claveles blancos a 2.50 dólares el par.
"Era la más grande, la más grande", sollozaba una mujer que aguardaba en la cola para poder desfilar ante el ataúd. "Sus canciones forman parte de mi vida desde que era una joven", añadía. "La más grande" es el título que se ganó ya en vida Rocío Jurado, gracias a su voz prodigiosa, su avasallante carácter y su teatralidad en los escenarios.
"Era la máxima exponente de un pueblo que siempre se ha creído el ombligo del mundo y que hoy ha conseguido serlo", dijo Juan Luis Naval, el cronista oficial de la villa de Chipiona, la localidad andaluza que vio a nacer a la "reina de la copla" el 18 de septiembre de 1944.
Mientras, en la capilla ardiente, familiares, amigos y admiradores seguían despidiendo a Rocío Jurado. El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón fue quien recibió a Ortega Cano, al hermano de la cantante, Amador Mohedano, y a la hija mayor de la cantante, Rocío Carrasco, a su llegada al Centro Cultural de la Villa.
Por allí se acercaron además figuras del mundo de las artes y el espectáculo como Carmen Sevilla, Marujita Díaz, Concha Velasco, Marta Sánchez o Rosario Flores. Una gran tristeza reinaba también en Chipiona, donde sus 18 mil habitantes lloraban a su hija más ilustre.

