La anorexia nerviosa no es una patología que sólo la desarrollan los adolescentes, también la padecen los ancianos ya sea por depresión, por los efectos secundarios de algunos tratamientos, por la falta de movilidad, por soledad o porque se sienten impotentes ante sus enfermedades. Esta situación, planteada por la neuróloga Danna Campos, puede provocar que el adulto mayor caiga en un cuadro crítico de desnutrición.
Medicamentos específicos como la digoxina, utilizado en el tratamiento de las enfermedades cardíacas, la levodopa, propia de los enfermos de Parkinson, o muchos antibióticos y quimioterapias pueden derivar en anorexia por sí solos, o bien por un uso indebido de los mismos. "Sólo a veces todo se puede arreglar cambiando la dosis o el tratamiento".
Según la doctora hay que procurar que el anciano coma en un ambiente de tranquilidad. No se le puede servir platos de comida muy voluminosos, por lo general el ver grandes cantidades le quita el apetito. Se debe evitar que ingiera grandes cantidades de agua durante la comida para que no tenga la sensación de saciedad. Si tiene la boca seca no son recomendable los alimentos salados, sino húmedos y blandos.

