Una mujer llega con el cabello mojado al salón. Se abre paso en medio de una cortina de humo hacia el sillón de espera. No demorarán mucho en atenderla, la mano de obra la conforman 20 estilistas, todas rapidísimas, que cobran cinco dólares por alisar el cabello; entonces, ¿por qué pagar más por un blower?
Ante esta pregunta, Giovanni Spirito, de Tony&Giovanni, donde un blower cuesta 20 dólares, enarbola el refrán: "lo barato sale caro".
"Tengo clientas que ‘ahorran’ y se hacen cuatro blowers afuera. Luego compran todo tipo de tratamientos hidratantes, pero no les sirven porque se queman el pelo".
Además del precio, hay otros signos delatores de malos blowers, indica Charlie Cuevas, de Charlie’s Place: que el mismo aparato no tenga puesta la boquilla, que peguen demasiado el aparato al cabello, que el estilista distribuya calor de forma fija, que no utilicen un cepillo adecuado.
Si tienes el cabello duro, por ejemplo, el cepillo debe ser de cerdas naturales cortas. Y la señal más obvia, el dolor físico: si se quema el cuero cabelludo, también el cabello.
Luis Alberto, de ALB Salón, señala otra diferencia entre un buen secado y uno malo: el primero dura más pues el cabello se secó bien. Añade que un buen blower se puede hacer hasta tres veces por semana, sin dejar de hidratar el cabello semanalmente y usar un buen acondicionador y champú.
