Mi tía Lucu era más bien de tener perritos, pero por alguna razón, tenía miel para las gatas callejeras. Siempre había una gata pariendo en su patio, detrás de los tanques del gas. Parece que los gatos no le tenían miedo alguno a Donki, el perro, que como ya les he dicho se llamaba así por la fobia que le tenía a los Lladró de Don Quijote que coleccionaba la Lucu.
E invariablemente, la Lucu, que era muy humanitaria, quedaba buscándole hogar a los gatitos, y después de un rato, ya ni siquiera los tenía que llevar al veterinario. Y siempre quedaba cuidando a algún michito abandonado por la mamá. Con solo mirarles el popó ya sabía si les pasaba algo. De ella aprendí muchísimo. Por ejemplo, ella podía saber si el micho estaba deshidratado, o si no estaba alimentándose bien, o si tenía protozoos en los intestinos.
Me decía que mirara el color del popó (como si yo no tuviera pasatiempos suficientes), pero la verdad es que sus consejos eran súper válidos.
-Si la caquita es blancuzca con textura de requesón, o la leche del micho está demasiado cargada y se le está sobrealimentando, o no la está digiriendo. Intente diluírle la fórmula con Pedialite.
-Si es grisácea y aguada: puede que el gatito tenga una infección bacterial. Vuele para el veterinario.
-Verduzca: No está absorbiendo la bilis o le está dando demasiado de comer. Dilúyale la leche.
-Color mostaza o parduzca, algo suave. Perfecto, que siga así.
-Amarillosa y babosa: Posible irritación intestinal, diluya la leche con Pedialite hasta que resuma su color mostaza o parduzco.
-Amarillosa y hedionda: probablemente tiene coccidio. Llévelo al veterinario.
-Heces con sangre: Puede tener parásitos o distémper, llévelo al veterinario.
-Negruzca: Indica sangre. Llévelo al veterinario.
-Si las heces parecen secas y duras, podría ser que el gatito está deshidratado.
Y por supuesto, si tiene dudas, llévelo al veterinario y cerciórese de que le esté dando la atención necesaria.

