Los pacientes de cáncer son demasiado "buenos", comenta el oncólogo canadiense David Warr, quien está en el país para informar sobre los avances que ha habido desde 1990 en el control del vómito inducido por tratamiento de quimioterapia. Warr explica que es un reto lograr que los pacientes hablen de los malestares -dolor y vómitos- que sufren durante los tratamientos.
Añade que es común que las clínicas estén muy ocupadas, los pacientes no quieren molestar a doctores y los doctores piensan que al no mencionar el problema, no es grande. "Entonces, a veces, los doctores se sorprenden al oír a pacientes decir que ya no quieren recibir el tratamiento porque se sienten tan mal".
Con respecto al manejo de vómitos y náuseas, Warr, que estuvo involucrado en dos estudios con pacientes de cáncer de mama -uno de ellos con mujeres que recibían altas dosis de cisplatina-, dice que gradualmente se ha mejorado el control de vómitos, mas no de náuseas. Detalló el avance del control de vómitos: con corticoesteroides se mejoraron las cosas en 15%, en cuanto al número de pacientes con problemas de vómitos; a principios de la década de 1990 la introducción de ondansetrón y granisetrón agregó otro 20% de mejoría y con la nueva droga aprepitant (conocida también como emend), 20% más, dijo.
Las mujeres son más afectadas por los malestares generados por la quimioterapia. "Por razones que no entendemos. Igual lo vemos con la morfina. Si ves los estudios, las mujeres tienen 10% más probabilidad de tener problemas con náuseas y vómitos que los hombres", dice Warr.
Aclara que la manifestación de los efectos secundarios no tiene tanto que ver con el tipo de cáncer que se padece, sino con circunstancias como el tipo de quimioterapia y la edad.
Warr siente que muchos médicos no leen literatura sobre náusea y dolor, y ésta a su vez es complicada. "Entonces hacen lo que sus maestros les enseñaron y eso no es best practice", indicó.
