La espera valió la pena. Casi cuatro años de ausencia, una larga lista de éxitos y la incertidumbre sobre la realización o postergación del show dieron como resultado un Figali Convention Center a reventar, en la escala de la gira "Amar es combatir" que realizó la banda Maná el pasado viernes en Panamá.
Tal como lo había prometido Alex González, baterista del grupo, a La Prensa en una entrevista previa, se trataba del espectáculo más alucinante en los 24 años de historia de Maná, tiempo que sería resumido en las dos horas y 15 minutos que se extendió el concierto, que contó con fuego, lluvia y la felicidad de las personas que permanecieron de pie, o sobre sus sillas, toda la velada.
ESPERA
Quienes llegaron temprano al centro de convenciones debieron esperar un poco más del día que se atrasó el evento por la huelga en la frontera con Costa Rica. La salida de los artistas, anunciada para las 8:00 p.m. no se hizo realidad hasta las 9:45 p.m. En ese instante los seguidores del grupo se olvidaron del retraso y se concentraron en sus ídolos.
Pocos artistas son capaces de reunir la multitud que abarrotó el local de Amador. Hasta las 9:00 p.m. seguían las filas para entrar y cada vez se hacía más difícil movilizarse dentro de las instalaciones. Llegó el momento en que hasta los laterales de las áreas VIP y preferencial estaban copadas. Si a alguien se le antojaba una soda, debía empujar y pisar a cualquier cantidad de apretujados espectadores. "¡Yo soy VIP, tengo un boleto VIP!", gritaba una chica mientras se abría espacio.
En el costado izquierdo de la tarima improvisaron un rincón para los medios de prensa con cordones amarillos de seguridad, que poco le importaron al resto de los asistentes, quienes aprovecharon el caso omiso de las unidades de seguridad para avanzar y estar cerca de los cantantes.
Pero los malestares se desvanecieron cuando una fina tela blanca cayó sobre la tarima develando a Fher, quien luciendo un gabán rojo, abrió la noche con Déjame entrar, junto a Alex, Sergio y el resto de los integrantes de la banda. Oye mi amor, Manda una señal, Vivir sin aire y Bendita tu luz le siguieron en ese orden.
"¡Gracias por esperarnos Panamá!", gritó el vocalista y una ovación fue la respuesta. Luego vino un lapso en que Alex (quien cantó dos temas: Tú me salvaste y Me vale), se robó la atención mientras la banda tomaba un descanso y se cambiaba de indumentaria.
El baterista demostró por qué le apodan el Animal. Parecía que multiplicaba sus brazos para golpear todos los tambores y platillos que lo rodeaban. Recibió aplausos y admiración pasada su demostración. "Le pego muy bestial a la batería", advirtió en la pasada entrevista.
REPERTORIO
Mariposa traicionera, Corazón espinado, El muelle de San Blas, Cuando los ángeles lloran, Ojalá pudiera borrarte y un popurrí (en el que participó una chica del público) con Te lloré un río, Solo yo te quise y Eres mi religión, entre otras, fueron coreadas palabra por palabra.
Para complementar su repertorio, los mexicanos usaron efectos con un lanzallamas, cuyo calor llegaba al rostro de las personas hasta los predios del escenario. La canción No ha parado de llover fue secundada con una cortina de lluvia que caía en frente de la orquesta y en la cual se proyectaron imágenes para ilustrar otros temas.
Maná se despidió quedando en deuda con los éxitos Labios compartidos, Clavado en un bar y Rayando el sol, y precisamente, con esos complació cuando volvieron, atendiendo el llamado de "otra, otra, otra" de los presentes.
El diáfano sonido se mantuvo durante todo el show que terminó a las 12:00 medianoche. Luego siguió un descomunal tranque que retuvo a miles de personas por casi dos horas, en las cercanías del lugar.

