Los amigos imaginarios son buenos para la capacidad lingüística de los niños, reveló un estudio realizado en Nueva Zelanda.
El estudio analizó las capacidades lingüísticas de 48 niños y niñas de cinco años y medio: 23 tenían amigos imaginarios. Los investigadores hallaron que los niños que jugaban con compañeros imaginarios tenían capacidades narrativas más avanzadas que los que no tenían estos amigos.
Las capacidades de los niños fueron evaluadas midiendo su vocabulario y su habilidad para volver a narrar una historia de ficción a un títere, y luego una historia real basada en una salida o un evento familiar.
Mientras los niños parecían no tener diferencias en su nivel de vocabulario, aquellos con amigos invisibles contaron mejores historias, de ficción y reales.

