Para quienes mantienen un romance cibernético, lo que se dice de que “el amor es ciego” no es solo un refrán. Podría ser, incluso, una bandera para defender esos amores que, aunque carecen de voz y rostros, construyen enormes torres de apego.
En un sondeo no científico, realizado en prensa.com, en el que participaron 530 ciberlectores, el 55.3% opinó que el amor virtual es posible. “Es fácil entablar una conversación por la red con una persona desconocida...”, dijo uno, mientras que otro aseguró que “es más fácil expresar los sentimientos en comparación a que si lo hicieras en persona”, y un tercero dijo que “por internet es sencillo enamorarse, porque es una relación de fantasía y felicidad”.
Otros ciberlectores se mostraron más precavidos (“hay que tener cuidado y prudencia”), mientras que otros se mostraron en total desacuerdo con esas relaciones (“amor de lejos, felices los cuatro”).
El 44.7% de los participantes consideró que, a la larga, este tipo de amor no da frutos, porque además de las mentiras que pueden salir a flote, la tecnología reemplaza el enamoramiento que se logra cara a cara.
En esto coincide la experta en comunicación social Flor Ortega, quien argumenta que “la comunicación cibernética no puede sustituir la personal, donde hay retroalimentación visible”. Agrega, además, que aunque la tecnología permite que los cibernautas puedan comunicar ciertas emociones, no permite expresar “el calor de un abrazo, la transparencia de una mirada o el valor de poder escuchar a través de una conversación personal”.
Otros especialistas apuntan a los peligros de enamorarse por la web. “El cibernauta, al no poder apreciar a la otra persona, no puede analizar las reacciones de la comunicación verbal”, señala la psicóloga clínica Xóchitl de Delgado. Hay que navegar en la web estando consciente de que no todo lo que se publica es cierto ni tiene confiabilidad, subraya.
La gravedad de no saber si la otra persona miente podría ser menor que el peligro que se corre estando expuesto a personas sin escrúpulos. Según Carla Pousa, experta en derecho humanitario, el medio más común de adquirir y vender mujeres y niños con fines sexuales, es internet. Por eso es recomendable ser precavido y no tomar decisiones impulsivas, concluyó.

