Había soñado con ser escritora de adulta, y contra su voluntad se convirtió en una siendo joven. Con sus apuntes desde el escondite en el que se refugió su familia en Amsterdam, Ana Frank, que hoy habría cumplido 80 años, creó el diario más famoso del mundo.
Los pensamientos de esta judía sacudieron al mundo. Cuando la libreta a cuadros roja y blanca se publicó, ella ya estaba muerta. Murió a los 15 años de forma dolorosa, por tifus, en marzo de 1945 en el campo de concentración de Bergen-Belsen, semanas antes de que fuera liberado por los aliados.
Ana, nacida en 1929 en Frankfurt, abandonó Alemania con sus padres tras la toma de poder de los nazis con solo cinco años. Su padre, Otto Frank, erigió un nuevo negocio en Amsterdam, pero tras la ocupación alemana de Holanda en 1940, la vida de la familia se volvió muy peligrosa.
En 1942 tuvieron que ocultarse en la casa de atrás de su tienda. Poco antes, Ana había recibido un diario como regalo por su cumpleaños número 13.
En el libro, que ha vendido 75 millones de ejemplares en más de 60 idiomas, Ana relata la difícil supervivencia de su familia en el escondite. Vivían allí ocho personas, con una familia amiga, hasta que el 4 de agosto de 1944 fueron descubiertos. Se desconoce quién los denunció a la Gestapo.
En 1947, el padre de Ana publicó el diario, escrito en holandés. Y desde entonces los escritos de Ana Frank son uno de los testimonios más importantes del genocidio de los judíos, pese a que en el diario no se incluye el horror y la destrucción de los campos de concentración.
“En el relato de una niña inocente se podía proyectar toda la compasión y arrepentimiento”, afirma Anne Lehwald, del centro Ana Frank de Frankfurt. “La gente se sentía aliviada”.
Las ediciones modernas incluyen vivencias de Ana en Auschwitz y otros campos, cuando ya no podía escribir su diario. Para los jóvenes el destino de la vivaz Ana es una forma de acercarse a la cada vez más lejana época del nacionalsocialismo.
Por ejemplo, Ana no podía subir al tranvía por ser judía, así que tenía que volver caminando y sudando a casa, como cuenta. “A los jóvenes eso les hace comprender las leyes raciales de Núremberg”, afirma Lehwald.
Ana le cuenta a su amiga ficticia “Kitty”, a quien dedica el diario, sus peleas con su madre y su hermana Margot. Esos problemas se ven aliviados porque Ana se enamora del hijo de otra familia. Algo con lo que cualquiera puede identificarse. Quizá por eso la historia fue filmada por Hollywood. Hay además una película de dibujos animados y un musical.
El antiguo escondite, convertido en museo, es visitado por 500 mil personas al año. El centro de Frankfurt, otro en Berlín y la Fundación Ana Frank también crean una “cultura de la memoria”.
La propia Ana no creía en la importancia de su diario. En junio de 1942 escribió que en el futuro “nadie, ni yo ni nadie, se interesará por los problemas del corazón de una escolar de 13 años”. Sin embargo, más adelante deja entrever que le gustaría ver sus vivencias publicadas. “Imagínate qué interesante sería que yo publicara una novela sobre la casa de atrás”, escribe a Kitty en 1944.
