Uno se imaginaría que, por ser un recinto cultural, formar parte de un área de patrimonio histórico y ser un punto de atracción de miles de turistas al año, sus pisos deberían brillar, sus paredes relucir y sus instalaciones, ser dignas de ser fotografiadas. Pero no.
El Anita Villalaz -antigua sala de audiencias de la Corte Suprema de Justicia- está descuidado. A pesar de ser uno de los teatros gubernamentales en el que más actividades se realizan al año (febrero ya está copado), sus espacios muestran una notable falta de mantenimiento.
Griselda López, directora nacional de las Artes del Instituto Nacional de Cultura (Inac), justifica esa falta de mantenimiento justo con la apretada agenda. Según dice, por la cantidad de eventos “toma más tiempo mantenerlo”.
José Luis Miranda, administrador del teatro, comenta que, por la edad del edificio, las paredes albergan mucha humedad y la pintura se deteriora rápidamente.
Hay un problema con el que se topan: para cualquier cambio en el edificio, dice López, se debe contar con el visto bueno de Patrimonio Histórico. Y eso no es fácil de conseguir.

