Hace algunas décadas, celebrar los 15 años era la ilusión de muchas niñas. Con el paso de los años, esa tradición ha ido perdiendo la esencia.
Desde pequeña, Esther Rodríguez -que celebró sus 15 hace 14 años- soñó con una fiesta de vestido largo y rosado. “Lo que más recuerdo es mi vestido y mi peinado: estaban muy de moda. Fue una emoción sentir que ya tenía la edad primaveral y que recibiría mi súper anillo”, cuenta.
Johanni Caballero celebró sus 15 hace 10 años. Ella no siguió los tradicionales rituales. No cambió sus zapatos planos por unos de tacón, ni recibió el anillo. Tampoco bailó el vals con su padre, ni tuvo a sus mejores amigas como damas. Ella prefirió irse de viaje en un crucero de quinceañeras. “No hay nada mejor que disfrutar con tus amigas un viaje de siete días por el Caribe”, asegura.
Melissa Guerra, de 18 años, tampoco tuvo una gran fiesta. Sus padres le organizaron una cena con sus amigas y le dieron su anillo. Con eso ella se sintió feliz.
José Rosenshain soñaba con bailar el vals con su hija, pero ella no quería tener una fiesta tradicional. Optó por una cena en un hotel con sus amigas cercanas.
La tendencia actual es preparar una reunión informal con amigos, organizar una chiva parrandera, hacer una fiesta en alguna discoteca o preparar una celebración temática. Otras quinceañeras, incluso, le piden a sus padres una cirugía plástica o un carro como regalo.
Esto, explica el sociólogo Bolívar Franco, se debe a que la presentación de niña a mujer, que le arranca un suspiro a muchos padres, es percibida como anticuada entre los jóvenes.
VEA Murga reemplaza el vals

