Anotaciones de mi cuaderno

AGOSTO DE 1999. He de aprovechar todas las gracias que Dios me ha dado hoy. No se pueden ahorrar o acumular las gracias. No hay ningún banco en el que podamos ingresar las gracias recibidas, para irlas aprovechando según nuestros deseos. Si no disfruto ahora de estos dones, voy a perderlos irremediablemente.Dios sabe que somos artistas de la vida.

Un día nos da un cincel para hacer esculturas, otro día pinceles y lienzos y otro nos da una pluma para escribir. Pero nunca conseguiremos usar el cincel en telas o la pluma en esculturas. Para cada día, su propio milagro. He de aceptar las bendiciones de hoy para crear lo que tengo; si hago esto desinteresadamente y sin culpa, mañana recibiré más.

MARZO DE 2000. Un abogado amigo mío, Renato Pacca, me envía un texto interesante: varios estudios biológicos demuestran que al dejar a un sapo en un recipiente con agua de su propia laguna, este permanece inmóvil mientras calentamos el líquido. El sapo no reacciona ante el gradual aumento de la temperatura (cambios de ambiente) y muere cuando el agua hierve, hinchado y feliz. Sin embargo, dejando caer otro sapo en ese mismo recipiente con el agua ya hirviendo, el animal saltará inmediatamente afuera.

Medio chamuscado, ¡pero vivo! En determinadas ocasiones, nosotros somos sapos hervidos. No llegamos a ser conscientes de los cambios. Nos parece que todo está perfecto o que lo que está mal acabará pasando, es solo cuestión de tiempo. Estamos a punto de morir, pero nos quedamos flotando, estables y apáticos, en el agua que se calienta por momentos.

Acabamos muriendo, bien hinchados y felices, sin haber notado los cambios que se producían a nuestro alrededor. Hay sapos hervidos que aún creen que lo fundamental es la obediencia, en lugar de la competencia: manda quien puede y obedece el que tiene juicio. Pero con esta actitud, ¿qué pasa con la vida de verdad? Es bastante preferible salir de una situación medio chamuscado, pero vivo y listo para actuar.

JUNIO DE 2001. La vida es como una gran carrera ciclista, cuya meta fuera realizar la Leyenda Personal. En la salida, estamos todos juntos, compartiendo camaradería y entusiasmo. Pero, a medida que la carrera se desarrolla, la alegría inicial da lugar a los verdaderos desafíos: el cansancio, la monotonía, la duda sobre la propia capacidad. Vemos que algunos amigos desistieron: aún están corriendo, pero apenas porque no pueden detenerse en el medio de una carretera.

Son numerosos, pedalean al lado del coche de apoyo, conversan entre sí y cumplen una obligación. Acabamos distanciándonos de ellos; y entonces nos vemos obligados a enfrentar la soledad, las sorpresas con las curvas desconocidas, los problemas con la bicicleta. Y al cabo de algún tiempo, empezamos a preguntarnos si merece la pena tanto esfuerzo. Sí que vale la pena.

Lo único que hay que hacer es persistir. www.paulocoelhoblog.com


LAS MÁS LEÍDAS

  • Panamá frustra envío de mercancía de contrabando que salió de la Zona Libre hacia Colombia. Leer más
  • Tribunal Superior revoca sentencia: absuelve a exministra y condena a exfuncionarios del Miviot. Leer más
  • Pago PASE-U 2025: Ifarhu anuncia calendario para próximas entregas. Leer más
  • Gobierno contrata a multinacional estadounidense para diseñar el quinto puente sobre el Canal. Leer más
  • Trasladan a la directora del Cefere por el caso de La Parce. Leer más
  • Cuarto Puente sobre el Canal de Panamá: así será el Intercambiador del Este en Albrook. Leer más
  • Denuncia ante el Ministerio Público frena contrato millonario de piscinas que firmó la Alcaldía de Panamá. Leer más