Tras año y medio de trabajar para el Inac, Rómulo Castro, asesor de la dirección de esa institución, sigue considerándola "totalmente ineficiente, inoperante y lo que hay que hacer es borrarla".
Una de sus preocupaciones como artista es que se haga lo necesario para que cuando acabe esta administración , "mis colegas y yo, como artistas, podamos seguir teniendo un nivel de representación y contraparte para el diálogo. Entonces hay que hacer todo desde cero". Pero para el músico, cambiar el sistema operativo de una institución como el Inac es difícil, porque hay muchísimas otras preocupaciones de Estado en agenda antes que el tema cultural. "Me da tristeza, pero lo entiendo. Además hay cinco años de vandalismo de la oposición y le toca a este gobierno enmendar los errores de otros". Pero es consciente de que paralelamente predomina en el PRD una visión "proteccionista y paternalista" en cuanto a temas culturales, totalmente desfasada en el tiempo.
Tradicionalmente, cultura y educación siempre fueron vistos como un derecho de la gente, capaz de satisfacer económicamente al Estado. "Pero entonces para el Estado eso es un gasto y si no hay dinero para que la gente coma y tenga empleo, poco puede interesarse el Estado en gastar en lo cultural". Si el presupuesto no alcanza para dotar con baños una escuela, explica Castro, "mal podemos invertir en teatro o casas de cultura o programas a largo plazo. Entonces hay que ver qué, dentro de la cultura, puede convertirse en rubro productivo, que contribuya con su autofinanciamiento o su crecimiento.
Castro exige un cambio radical y la necesidad de convencer al Gobierno "de que la cultura no es un gasto, sino una inversión. Es hora de empezar a hablar de industrias culturales".
(Vea Cultura eficaz)

