Son largas horas inmóviles. Esto luego de una larga sesión de maquillaje. Están en discotecas o en lanzamientos de eventos, y cada vez se vuelven más populares.
¿Para qué? Por una forma de entretenimiento que ha llegado a Panamá, en vivo y en directo, desde las calles de el viejo mundo y Suramérica: las estatuas vivientes.
Las estatuas humanas atraen la atención sin necesidad de decir palabra, al ser un tipo de decorado real donde el movimiento está prohibido.
SIN PODER MOVERSE
Magdalena Guardia tiene cuatro años de "maquillarse" como estatua.
Ella pasa entre 45 minutos y cuatro horas —dependiendo del diseño— preparándose antes de cada presentación. "Las reacciones del público cuando te miran son cómicas... hay quienes dicen chistes para que te rías, otros más atrevidos hasta te pellizcan", cuenta.
Por su parte, Heligard Rey dice que son pocos los que escogen este medio de vida.
"Tengo ocho años en este negocio y este arte no es tan fácil como llegar, pararse y mirar algún punto fijo; es necesario pasar por un arduo trabajo previo que se logra con mucha práctica".
Rey dice que ellos hacen lo que el cliente necesite. "Nos piden diseños sencillos... o temas que puedan usarse como decorados en cumpleaños, matrimonios o hasta como imagen corporativa de empresas nacionales e internacionales", dice Rey, que también es maquillista.
¿Anécdotas? "En una ocasión estábamos en un almacén y una de las clientes gritaba como loca cuando se dio cuenta que era una estatua lo que veía. Sus gritos se escucharon en toda la rotonda, y hasta los menos curiosos se acercaron", recuerda Guardia.
De fuera
Esta forma de arte no es nueva en países como España y Argentina, donde hasta se premian las representaciones más originales.
En las calles de Chile también abundan artistas que se dedican a atraer la atención del público con temas inéditos.
