Barro Colorado, eje científico

Barro Colorado, eje científico
Barro Colorado, eje científico

La isla Barro Colorado es un laboratorio natural de mil 564 hectáreas, ubicada a unos 38 km al sureste de la ciudad de Panamá. Antiguamente era una colina de 171 metros sobre el nivel del mar, pero cuando se inundó esa zona entre 1910 y 1914 para crear el lago artificial Gatún, durante la construcción del Canal de Panamá, emergió como isla.

En 1910, científicos del Instituto Smithsonian llegaron a Panamá para hacer un inventario de la flora y fauna de la entonces “Zona del Canal”. Al hallar tan rica biodiversidad, surgió el interés por seguir investigando.

La solicitud que hiciera James Zetek (quien había llegado en 1911 para estudiar los mosquitos) al general Jay Morrow, gobernador de la zona canalera, para dedicar una parte de la isla a estudios científicos, influyó para que esta fuera declarada como reserva biológica, el 17 de abril de 1923. Desde entonces, es una meca para los científicos interesados en los ecosistemas tropicales.

La estación científica, administrada por el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) ­que cumplirá en diciembre de este año un centenario de su presencia en Panamá­, comprende laboratorios, viveros, casas para hospedar a los investigadores y siete torres con seis antenas cada una. Hay además, una torre que ha utilizado Christian Ziegler, asociado de comunicación de STRI, para observar a los animales y captar sus mejores ángulos.

Cada año, llegan a la isla, en promedio, 260 investigadores de todo el mundo para estudiar fenómenos relacionados con el clima, las lluvias, la dispersión de semillas y diversos aspectos de la flora y fauna local.

También hay una parcela de 50 hectáreas dedicada al estudio de la dinámica del bosque tropical y donde, desde 1980 se han mapeado y censado los árboles cada cinco años, para medir si hay cambios en su crecimiento, la cobertura vegetal, el dosel y los efectos de El Niño. Este año se realizará un nuevo censo. Ya se ha visto que los árboles están creciendo más lento, lo que quizás se deba a que la temperatura nocturna ha aumentado, pero aún faltan más estudios.

La isla de Barro Colorado es la más grande en aguas del Canal, y junto a las penínsulas Gigante, Peña Blanca, Bohío, Buena Vista y Frijoles, forman el Monumento Natural Barro Colorado.

La riqueza natural de este epicentro de conocimiento científico comprende 350 especies de árboles, 350 especies de aves, 116 de mamí- feros, 37 especies de serpientes, 22 de lagartijas y 22 de peces, 15 especies de ranas, cinco de tortugas y dos de cocodrilos, entre otros.

En un recorrido de dos o tres horas por el bosque, el visitante puede apreciar árboles ceiba, espavé, cuipo, palmeras, lianas y el famoso “Big Tree”, que se calcula tiene alrededor de 300 años. Si presta atención, también podrá ver algún murciélago posado a la corteza de un árbol, pájaros carpinteros, tucanes, ñeques, gatosolo, serpientes, ranitas, el moracho común o Jesus Christ lizard (Basiliscus baciliscus) mariposas, orugas, las grandes hormigas “bala” (Paraponera clavata), saltamontes, arañas y muchos otros insectos.

No es raro ver en los senderos trampas para animales, redes para apañar la hojarasca, árboles marcados, casitas para avispas y cámaras con sensores de calor que fotografían a los ocelotes y que también son testigos de la presencia del jaguar.

Monos araña, aulladores, capuchinos, tití y nocturnos se desplazan por los árboles. Puede que en una visita vea a varios, pero otras veces, solo escuchará a los aulladores.

Quien sabe dónde están, al menos, los monos capuchino, es la científica Marga- ret Crofoot, quien los identifica por sus características físicas y a cada grupo le pone nombres de artistas y amistades. Junto a tres biólogas, los rastrea, gracias los collares de telemetría. Ya han visto a algunos monos intentando liberar al compañero del collar, narra Crofoot. Es difícil ponerle este “accesorio” a los hormigueros, porque no tienen un cuello muy definido, así que otra investigadora está probando con transmisores en la espalda.

Para el público, el STRI organiza visitas a Barro Colorado, pero debe reservar un cupo al teléfono 212-8951 o enviar un correo a: stribci@si. edu. El bote se toma en Gamboa, a las 7:15 a.m. de lunes a viernes y regresa a las 4:15 p.m. Y, si no quiere volver a casa con más garrapatas de las que pueda tener su perro alguna vez, siga las reglas: póngase repelente, use medias altas, meta las bastas del pantalón dentro de las botas y cúbralas con tape .

Tecnología para estudiar el comportamiento de los monos En animales sociales, los grupos de individuos compiten por territorio, pareja y alimento para su supervivencia.

Los monos capuchino o cariblancos (Cebus capucinus) conviven en grupos en un territorio donde se sienten seguros (“el centro”) y evitan los “bordes” o zonas donde se encuentran con otros de su especie para no tener confrontaciones.

En Barro Colorado, Margaret Crofoot estudia el comportamiento de los cariblancos en esas áreas, usando collares GPS y telemetría. “Este es el único lugar en el mundo en el que se usa un sistema de radiotelemetría automatizado para seguir los movimientos de muchos animales con collares, por 24 horas, todos los días. Esto nos permite determinar, cuando dos grupos se encuentran, cuál grupo gana el enfrentamiento y podemos estudiar comportamientos difíciles de observar en campo”.

Anyuri González, Nena Robles y Lucía Torrez, asistentes de Crofoot, agregan que es necesario capturar por lo menos un mono de cada grupo. Un veterinario lo adormece y le pone un collar. Las imágenes con su ubicación pueden verse en el laboratorio o les permiten ubicarlos más rápido en el bosque, con una antena y un radio receptor. Allí, toman datos sobre lo que comen y su comportamiento social.

Según un estudio publicado por Crofoot en 2009, en los enfrentamientos, los grupos grandes tienen ventaja sobre los pequeños, pero esta varía según su ubicación. En un grupo, por cada indi- viduo (adulto) que haya de más respecto a otro grupo, hay 10% más de probabilidad de ganar un enfrentamiento, pero esta posibilidad es mayor (33%) si está cerca de su “centro”, aunque sea un grupo más chico.

Una mayor cohesión podría fortalecer a un grupo, haciéndolo más eficiente al pelear con otro. El estudio actual ayudará a entender mejor cómo las relaciones entre individuos del mismo grupo influyen al enfrentarse con otros.


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