"El Ricky de hoy es alguien que no se rinde". Esta es la frase de presentación de Ricardo Ledezma, conocido en el Casco Antiguo de la ciudad como "el mejor coctelero del área".
Su energía y osadía le hacen ganar oportunidades en la vida. Durante el reciente rodaje de la serie estadounidense Prison Break en Panamá, se dio cuenta de que el actor Dominic Purcell y un grupo del elenco estaban en los predios del Teatro Nacional grabando algunas escenas.
Para su sorpresa, uno de los productores llegó al restaurante Casa Blanca, donde él trabaja, a comprar una botella de agua, y sin dudarlo se acercó y preguntó de forma jocosa: ¿no necesitan un bartender? Y esto fue para él como una puerta que se abría al colocar la llave. Sin ningún conocimiento de actuación, Ricardo Ledezma obtuvo un papel en la tercera temporada de Prison Break, donde Panamá está relacionada a la trama debido a que es el país adonde los dos hermanos Michael Scofield y Lincoln Burrows deciden huir.
Sonreído dice: "cuando las cámaras de filmación me seguían, me sentí como una estrella de Hollywood, estaba nervioso. Yo era el mesero, me decían el extra principal. La escena se desarrolló en mi lugar de trabajo. Ahí preparé un electric color azul, un mojito verde y un capuccino de tres colores. Gracias a esto, una agencia publicitaria me contrató para hacer algunos castings".
Ledezma, de 29 años, encontró en el oficio de bartender la pasión que buscaba. En su trabajo tiene una chispa especial para preparar las bebidas que transmite cuando se relaciona con los clientes y amigos.
Sus deseos de superación profesional son notorios. Tras culminar su faena diaria de 9:00 a.m. a 5:00 p.m., se dirige a recibir lecciones de inglés.
Es egresado del Instituto América, posee estudios en Psicología y ha ganado concursos de oratoria. Su anhelo es trabajar en Nueva York, EU, para que las celebridades del mundo disfruten el secreto de sus mojitos verdes, mojitos red, y otros coloridos cocteles.
Pero no todo en su vida ha sido colorido. La muerte de su madre, cuando apenas tenía siete años, fue una experiencia que le enseñó a convertirse en un hombre desde temprana edad.
"Jamás olvidé el deseo de mi mamá. Me pidió que cuidara a mi hermano (un bebé de siete meses entonces) porque mi padre era alcohólico. Fui maltratado físicamente por él, pero ahora entiendo el porqué; ser un hombre viudo a los 25 años con hijos debió ser doloroso. Cuando hablo de esto me entristezco; el vacío de una madre es indescriptible".
Pese a todo, tiene muchas motivaciones y aprovecha cada minuto de su vida. Ha escrito 80 versos inéditos, toca el órgano y en sus ratos libres se dedica a hablarle a los jóvenes del barrio sobre la importancia de estudiar para salir de la pobreza. "Me propuse salir de abajo, cuidé a mi hermano y me siento contento cuando él me dice ‘has sido el mejor papá".

