El sentido del olfato de los recién nacidos se desarrolla como resultado de la experiencia del olor de la madre, que es crucial para la supervivencia, según un artículo que publicó la revista Neuron.
Para los mamíferos recién nacidos, incluidos los humanos, la identificación de la madre por su olor es también importante para el vínculo entre ambos, pero hasta ahora los investigadores no habían determinado cómo se desarrolla esta identificación por el olor.
Los investigadores Kevin Franks y Jeffrey Isaacson, de la Escuela de Medicina de la Universidad de California, señalan en el artículo que el proceso se desarrolla, básicamente, de la misma forma en que el sistema visual del recién nacido aprende a reconocer el entorno.
En sus experimentos iniciales con cerebros de ratas, los científicos identificaron dos receptores —llamados AMPA y NMDA— como los componentes clave del circuito olfatorio que tiene esa adaptación temprana.
Estos componentes son proteínas que se hallan en los puntos de recepción de las neuronas, y que son activados por señales químicas, en este caso el neurotransmisor glutamato.
Las alteraciones en los números relativos de tales receptores "sintonizan" a las neuronas para que sean más o menos susceptibles a los neurotransmisores. De esa forma, los cambios en las redes de neuronas tienden las sendas neurales preferidas que constituyen el aprendizaje.
Los investigadores también encontraron pruebas de que los cambios en las neuronas olfatorias durante este período decisivo tienden a hacer que la experiencia olfatoria de los animales sea más prominente, lo cual reduce el significado de los olores que se experimentan más adelante en el desarrollo.

