Con una población de más de 3.4 millones de habitantes, Berlín (Alemania) se ha convertido en la segunda ciudad más grande de la Unión Europea.
Lo que hace hace 20 años era una ciudad de tristeza, desolación y ansiedad por la inestabilidad política, social y económica que vivían sus habitantes, es hoy el mayor centro político, cultural, mediático y científico de Europa.
Este año, la capital alemana estará celebrando el veinteavo aniversario desde la caída del muro de Berlín, que separaba el este del oeste: la libertad de la represión.
Visitar esta ciudad en un año que se celebra un evento de tanta relevancia en el ámbito mundial será una experiencia difícil de superar, ya que Alemania ha decidido festejar la fecha por todo lo alto.
Durante el verano, el Festival de Cine de Berlín estará conmemorando la fecha con una entrega especial de películas y exhibiciones sobre el acontecimiento.
Además, la canciller Ángela Merkel ha decidido que la celebración del mes de noviembre, durante el cual sucedieron los históricos eventos, tendrá lugar en la famosa Puerta de Brandenburgo, el símbolo máximo de la división postguerra y su subsecuente unificación.
Sin embargo, Berlín no es solo la escena donde se agrupan hechos del pasado.
Los esfuerzos de reconstrucción que han llevado a cabo los alemanes -a través del pago de impuestos de reconstrucción- han convertido a esta ciudad en una verdadera metrópoli con el sistema de tren más moderno del país, una torre de televisión y el Sone Centre, un espacio donde la tecnología literalmente se desborda a través de luces de colores que la arropan.
Conviviendo junto a esta metrópoli se encuentra el lado más tranquilo de Berlín, donde habitan artistas y bohemios entre boutiques, cafés, restaurantes chic y bares.
Esta área, que comienza en la famosa calle Prenzlauer Berg, ha sido llamada el Soho de Alemania, sin los precios exorbitantes.
Berlín, además, alberga más museos históricos y galerías de arte que casi ninguna otra ciudad del país.

