En Panamá cada año quedan en el ambiente toneladas de productos plásticos desechados.
El mayor problema de las bolsas de polietileno es que tardan entre dos y tres siglos en degradarse.
No obstante, hay una posibilidad para que esa historia cambie mediante la tecnología “d2w” de fabricación inglesa.
Esta tecnología está basada en un aditivo que permite que el plástico se convierta en oxo-biodegradable.
La inclusión de este ingrediente adicional tiene grandes beneficios para el ambiente, pues puede provocar que la vida útil de un plástico cambie de 400 años a solo 2 ó 5 años.
De acuerdo con Michael Stephens, director técnico de la empresa Symphony Enviromental, la llamada tecnología “d2w” permite que la degradación del plástico se inicie cuando la vida útil programada termina y el plástico es desechado.
“Con el paso del tiempo el empaque deja de ser un plástico y se convierte en materia orgánica. El plástico será consumido por bacterias y hongos, presentes en la tierra, y a través del aditivo se reduce la estructura molecular que permite la reintegración natural de los microorganismos. Así es el proceso de degradación”, explica.
Aunque la compañía Symphony Environmental es la creadora del mágico aditivo, este producto conservacionista ya se ha extendido en más de 50 países.
En Panamá, la empresa Bimbo es la primera panificadora en incorporar esta nueva tecnología 100% “amigable” con el planeta, manifiesta Alejandro Rodríguez, gerente de Investigación y Desarrollo de Bimbo.
Rodríguez destaca que otra ventaja es que este aditivo no altera las propiedades del producto plástico durante su vida útil. Esto incluye propiedades mecánicas, ópticas y de impresión (incluyendo el código de barras), de sello y de impermeabilidad, entre otras.
El uso del aditivo “d2w” no requiere de ningún proceso de producción especial ni de modificaciones de los equipos existentes, indica Stephens.
Además, Symphony Enviromental está desarrollando una tecnología para producir energía a partir de desechos (waste-to-energy technology) y procesos económicamente efectivos para convertir plásticos, llantas y otras fuentes de desecho en productos de valor.

