En los distritos de Las Minas, Los Pozos y Ocú, en la provincia de Herrera, no se aprecia el crecimiento económico que experimenta el país, sino la pobreza.
Aun así, algunos pequeños productores del área, como María y José Atencio, intentan salir adelante. Para llegar a su vivienda, construida de barro, hay que andar un buen rato por un precario camino de tierra y rocas; incluso, en un carro 4X4, se suben con dificultad las empinadas lomas.
Esta familia, que cuenta con cuatro hijos varones, entre los 3 y 14 años, fue una de las 12 que se capacitaron en técnicas de producción sostenible en la Granja Escuela Casiciaco Haren Alde, como parte de un proyecto de “Ciencia contra la pobreza”, financiado con 50 mil dólares por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. Los Atencio recibieron semillas y cerdos para implementar una “granja satélite” en su casa.
“Aprendimos cómo sembrar café y hortalizas orgánicamente, a criar a los puercos y cómo usar lo que tenemos para hacer abono orgánico ”, narra María.
Su parcela de cultivo está a unos 45 minutos de la vivienda, cerca de una quebrada. En ella han usado el abono orgánico que aprendieron a hacer y “fumigan” con una mezcla de agua con hojas de balo. La familia ha obtenido tomate, repollo, apio, soya, frijol, zanahoria y remolacha, logrando mejorar su alimentación. Afuera de la casa, han construido un pequeño secador para los granos, que muestra con orgullo María, mientras una gallina insiste en colarse al menor descuido.

