El adagio aquel de que "entre más conozco a la gente, más quiero a mi perro" me vino a la mente cuando una amiga me escribió desde Georgia. Parece que alguien puso un anuncio en los clasificados rosa –o sea, aquellos de single white female, etc., —en donde se busca pareja por medio del periódico.
El anuncio de marras, publicado en el Atlanta Journal, rezaba: "Mujer negra, soltera, busca compañía masculina, sin importar procedencia étnica. Soy una chica muy buena, y me encanta juguetear. Me gusta dar largos paseos por el bosque, pasear en auto, ir de cacería, pesca y campamento. Te esperaré en la puerta cuando regreses del trabajo, vestidita como Dios me trajo al mundo. Llama al (404) 875-6420 y pregunta por Daisy. Te espero con anhelo". ¿Resultado del anuncio? Más de 15 mil hombres llamaron, y para su sorpresa el número es de la Atlanta Humane Society (sociedad que vela por los intereses de los animales), y Daisy resultó ser una labrador etriever negra, de ocho semanas.
Cuento precioso, ¿verdad? Ahora te cuento otro más sangrón: La misma amiga me mandó este otro: "Instrucciones para limpiar el inodoro. 1. Levanta ambas tapas del inodoro y echa 1/8 de taza de champú para mascotas 2. Recoge al gato, y acaricialo mientras lo llevas al baño. 3. De una sola vez, mételo en la taza y baja ambas tapas. Probablemente tengas que sentarte encima. 4. El gato se revolcará, haciendo espuma. Haz caso omiso de los ruidos, que el gato realmente está disfrutando esto. 5. Hala la cadena.
Esto completará el ciclo de enjuague. 6. Manda a alguien a abrir la puerta de la casa, cerciorándose de que no haya nadie entre el baño y la puerta. 7. Aléjate lo más que puedas, y levanta las tapas. 8. El gato saldrá disparado del inodoro, atravesará la puerta, y se revolcará en la grama, para secarse. 9. Con esto, quedarán limpios el gato y el inodoro. 10. Saludos, el perro de la casa". Te digo, no sé si quienes piensan en estas cosas son ingeniosas, o simplemente ociosas.

