¿QUÉ ES? Solo leer la palabra tricotilomanía puede asustarnos. ¿Es una enfermedad? Como lo dice el término, la tricotilomanía es un trastorno que se caracteriza por el arrancamiento repetido del cabello (trico significa "pelo", y manía "impulso recurrente"), y que da lugar a una pérdida perceptible del cabello. Es un trastorno al cual muchos no prestan atención, o se niegan a buscar ayuda, hasta que se convierte en un problema grave, causando malestar significativo o deterioro social, laboral, o de otras áreas de la vida. Si bien suele presentarse principalmente en niños entre los 5 y 13 años, también los adultos pueden padecerlo. Además, son varias las zonas del cuerpo en donde se puede localizar el problema: la cabeza, cejas, pestañas, axila, barba, brazos, entre otros. Para hacer un diagnóstico de tricotilomanía o Tricología se debe, primeramente, descartar una enfermedad dermatológica, como la alopecia areata o la calvicie.
¿POR QUÉ SE ARRANCAN EL CABELLO? Aunque el DSM-IV (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) señala que la tricotilomanía es un tipo de trastorno del Control de los Impulsos, y que la causa principal suele ser un "mal manejo de la ansiedad", quizá sea importante entender que lo primordial de esta afección no es el síntoma mismo. No cabe duda de que la pérdida de cabello en zonas visibles puede ocasionar depresión, problemas de autoestima, inadaptación o evitación social, escolar, laboral, etc. Sin embargo, concentrarnos en la conducta o la pérdida de cabello es irrelevante. Se trata de entender qué esconde la conducta, o bien, a qué le otorga alivio. Por ejemplo, arrancarse o "perder" el cabello ayuda a no pensar en el "dolor" y la "pérdida" de un ser querido.
El síntoma cumple una función de descarga o de alivio, de algo que no se puede simbolizar mentalmente, y que se simboliza a través del cuerpo. Es importante entender que la mayoría de los tricotilómanos no pueden dejar de arrancarse el cabello ni tampoco entienden por qué lo hacen. Solo sienten que hacerlo les proporciona una sensación de alivio, luego de una gran ansiedad. Es por ello que soluciones como cortar el cabello para evitar la conducta, o regañar al niño, pueden incrementar la angustia, y no proveen una solución definitiva. Aunque es fundamental entender lo que se "pierde" con cada hebra de cabello, quizá el mejor tratamiento consista en combinar lo anterior con técnicas conductuales para controlar el impulso o medicamentos. Sin embargo, hay que recordar que, a veces, la mejora fracasa por las características intrínsecas de la enfermedad, y no por la falta de control o destreza de quien la padece.
