En tiempos de metrosexuales y una excesiva preocupación por la apariencia, la sequedad y tirantez en el rostro de un hombre no son lo ideal. El afeitado ejerce una agresión sobre la piel, que no se repone del rasurado sino hasta pasada una media hora. Por ese motivo es que conviene afeitarse por la mañana, cuando los músculos están más relajados. Entonces se debe aplicar el producto elegido en una capa fina y homogénea. Luego de humedecer la hoja de afeitar con agua caliente, estire la piel con una mano y con la otra pase la afeitadora. Se comienza con las mejillas, luego las patillas y el cuello; más adelante se rasura los labios y el mentón, zona donde la barba es siempre más fuerte.
Limpie los restos de espuma o gel de afeitar, combinando el agua tibia y después fría para tonificar la piel y estimular la circulación.
Es importante tener en cuenta que no se debe usar la misma hoja en más de cinco afeitados y saber, especialmente, que en todo tipo de pieles debe dejarse la barba 48 horas, al menos una vez al mes para que la piel descanse.