Hay dos métodos: uno, machacando con un mortero, a la antigua. El otro, con un molinillo de café.
Si usted es un cocinero ávido y consagrado, entonces tenga dos molinillos a mano: uno para su café y otro para sus especias.
Regístrate para recibir los titulares de La Prensa en tu correo
Hay dos métodos: uno, machacando con un mortero, a la antigua. El otro, con un molinillo de café.
Si usted es un cocinero ávido y consagrado, entonces tenga dos molinillos a mano: uno para su café y otro para sus especias.