Opresión en el pecho, sudoración excesiva y desmayo no siempre son síntomas de que se está padeciendo un infarto cardiaco. En otro panorama, basta con presentar un simple malestar estomacal para que el corazón haya sido infartado y usted ni siquiera se da cuenta.
El infarto “silencioso” -denominado infarto al miocardio por otra causa toma a sus víctimas por sorpresa.
En la mayoría de los casos, quien lo padece no se entera que su corazón sufrió achaques sino hasta hacerse un examen electrocardiograma en donde se refleja alguna cicatriz en el tejido, explica Roberto Blandón, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Santo Tomás.
Se conoce como infarto “silente”, señala el cardiólogo Marcos Córdoba, porque aunque el paciente siente una molestia, esta “no lo obliga a ir a hospital porque no sospecha que tuvo un infarto”.
