La celebración del Carnaval en Panamá es casi sinónimo de agua, por los gustados y tradicionales culecos. Y una vez se acaban los cuatro días de rumba, otra tradición es enterrar la sardina.
En otros países, no obstante, las prácticas son diferentes.
En Colombia, por ejemplo, la fiesta de Carnaval –en el departamento de Barranquilla– se caracteriza por una serie de actividades como paradas, desfiles de carrozas, danzas y festivales, en los que la gente suele lanzarse maicena unos a los otros, comenta Germán Gómez, encargado de asuntos culturales y comunicaciones de la Embajada de Colombia en Panamá.
“A mucha gente le molesta [que le tiren maicena en el rostro], pero entre amigos es aceptado”, comenta.
Gómez cuenta que para despedir la fiesta del rey Momo, el martes por la tarde la gente se despide de “Joselito Carnaval”, que es un hombre que se hace pasar por muerto, y que sobre una camilla o sobre un ataúd abierto es cargado, en una especie de procesión, por las “viudas alegres”, que no son más que hombres disfrazados de mujeres que, cargando a “Joselito”, van llorando porque el Carnaval llegó a su fin.
Por estas costumbres, el Carnaval de Barranquilla fue declarado por la Unesco patrimonio de la humanidad.

