Un tema del que poco se habla en Panamá, a pesar de que se registran casos localmente, es la acromegalia, una enfermedad rara originada en la mayoría de los casos por la existencia de un tumor benigno en la hipófisis (glándula pituitaria), la cual motiva de forma independiente la secreción anormal o numerosa de la hormona del crecimiento.
Lo crítico de esta enfermedad, según el endocrinólogo especialista en enfermedades metabólicas Pablo E. Fletcher, es que la calidad de vida de la persona disminuye notablemente a la vista de quienes le rodean, y su tiempo de vida se puede reducir a cinco años.
Por ejemplo, empiezan a experimentar un crecimiento exagerado de los huesos de la cara, mandíbula, manos, pies y cráneo, y también un agrandamiento de tejidos blandos, como tiroides, hígado, riñón y corazón.
Lo curioso, dice el galeno, es que a pesar de que la persona se está viendo una anomalía en su anatomía, no recurre a un médico especialista y deja que la enfermedad tome fuerza poniendo en peligro su vida. Cuando se le agranda un órgano como el corazón, puede fallecer.
Otras de las manifestaciones son: separación de los dientes, dolor y dificultad en la masticación, crecimiento exagerado de nariz, orejas, labios, lengua y agrandamiento de los senos frontales. Además, exceso de sudor, voz ronca, dolores osteoarticulares, producción de leche materna fuera de la lactancia, dolor de cabeza intenso, en los hombres impotencia sexual y en ambos sexos disminución de la libido.
Estos pacientes pueden desarrollar diabetes tipo II y problemas cardiovasculares en general.
En Panamá, se reportan de nueve a 15 casos por año, los cuales se pueden tratar a nivel de atención pública en la Caja de Seguro Social.
En la entidad, indica, se realiza la operación quirúrgica para extirpar el tumor y se ofrece el único tratamiento medicamentoso (octiotride) existente en el mercado panameño, para tratar de bloquear la secreción exagerada de la hormona de crecimiento. "Casi nunca se logra con la operación un 100% de curación, por eso hay que seguir tratando al paciente con la droga".
Fletcher asegura que aunque salud pública está capacitada para atender esos casos, se hace necesario que este tipo de pacientes cuente con una agrupación o asociación que reúna a familiares y enfermos con este mal para que entre ellos conversen, se sientan apoyados y sepan cómo otros han hecho para superar la enfermedad.
Por su parte, la psicoanalista Lorena Carrillo opina que a la falta de este recurso, se debe tratar a estos pacientes psicológicamente, porque se llegan a sentir fenómenos, vulnerables al rechazo y desprecio de la sociedad.

