Quizá por su aspecto o su movimiento, las serpientes son de los animales más temidos por las personas.
Sin embargo, la veterinaria Anabell Herrera dice que las serpientes son clave para mantener el equilibrio del ambiente, sobre todo porque acaban con las plagas.
Según el libro Panamá, Puente Biológico, de Stanley Heckadon, en Panamá hay 126 especies de serpientes: 20 son venenosas. El problema, expone la veterinaria, es que el desarrollo está presionando cada vez más a los animales silvestres a salir de su hábitat y desplazarse a áreas como jardines.
En caso de encontrase una en casa, el biólogo Roberto Ibáñez recomienda alejarse lentamente y luego deshacerse de ella.
Si es mordido, dice Ibáñez, existe suero polivalente para todas las especies de víboras menos para las corales. Luego de inyectárselo, es necesario ir a un hospital.
La piel determina cuán peligrosa es la culebra. Las venenosas se dividen en dos: las elapidae (como las corales) y las viperidae (víboras).
Las primeras tienen anillos rojos y negros, aunque “a veces son tricolor y tienen aros amarillos o blancos”, expone Ibáñez.
La falsa coral, sin embargo, no es venenosa. Aunque tiene los mismos anillos, estos no están completos.
En la segunda familia están las equis y las verrugosas, casi siempre chocolates y con la cabeza triangular. “Algunas, especialmente las que viven en árboles, son verdes o amarillas”, agrega Ibáñez.
La identificación es importante, porque las boas están en peligro de extinción y, cuando son jóvenes, se confunden con la equis adulta, por lo que son mutiladas a menudo, explica Herrera.
Aunque según Ibáñez no hay ninguna institución que rescate serpientes, Melquiades Ramos, biólogo técnico de la Autoridad Nacional del Ambiente, dice que esa entidad rescata a la serpiente y a sus crías y huevos, “si tiene tiempo y transporte”.

