El temor a la báscula suele ser la excusa de muchas personas que desean dejar de fumar, pero que creen que el abandono del tabaco se traducirá en un aumento de peso irreversible.
Sin embargo, la gordura que se produce durante los primeros meses tras dejar el tabaco es temporal y subsanable, si se sigue un programa de ejercicio físico y una dieta equilibrada.
Lo explica la especialista Justa Redondo, del Instituto Provincial de Bienestar Social de Córdoba (IPBSC), en España, quien calcula que las personas engordan una media de 5.5 libras tras dejar de fumar.
Los ex fumadores deben mentalizarse respecto a que experimentarán un aumento del apetito que puede mantenerse durante meses y tenderán a ingerir más alimentos debido a la recuperación del olfato y el gusto, asegura Redondo.
Los principales candidatos a notar las libras de más son las mujeres, las personas de menos de 55 años y quienes fumaban más de 15 cigarrillos diarios, asegura la especialista de la Unidad de Drogas y Adicciones de IPBSC, quien explica que “la falta de la habitual nicotina modifica los procesos de regulación de la temperatura corporal y tiene como efecto el que se depositen más sustancias grasas en el organismo”.

