Alejandro Balaguer Especial para La Prensavivir+@prensa.comIncienso y millares de flores inundan los sentidos: La Villa de todos Los Santos se prepara para recibir el Corpus Christi.
Sus calles lucen alfombradas por millares de pétalos a la espera de los legendarios diablicos sucios, los danzantes de Lucifer.
Comienza la fiesta, revuelos de plumas carmesí ejercen un efecto casi hipnótico.
A la cabeza de la procesión de diablos va el sacerdote precediendo a los danzantes que giran y saltan sin cesar. Son cientos de plumas de guacamayas bandera –un ave tropical que ya ha casi desaparecido del continente– que coronan las máscaras de los diablicos de Azuero.
Tal es la demanda por las plumas de ésta ave en particular, que el profesor universitario, conservacionista y periodista, Francisco Delgado, está realizando un proceso de concientización y educación ambiental, en las aulas y en los programas radiales producidos desde la ciudad de Chitré (Herrera).
"Nosotros recibimos las plumas de criaderos y zoológicos extranjeros, las catalogamos, las registramos, las marcamos con tinta y las consignamos a los danzantes por el tiempo que dure la fiesta. Además, sugerimos a los maestros fabricar plumas de papel, similares a las de los diablicos originales, para que los escolares las usen y promuevan la danza".
"Así, promovemos la conservación de la guacamaya bandera y garantizamos que la tradición perdure", manifiesta Delgado.

